La mas urgente de las obras que Pichilemu necesita para acelerar la marcha de su progreso es la construcción de un muelle pesquero en su bahía. La necesidad de esta obra se ha hecho presente en repetidas ocasiones por medio de la prensa y en solicitudes dirigidas a los poderes públicos.
La construcción de un muelle solucionaría el grave problema que afecta a la industria pesquera en el balneario, cual es el de contar con un medio que asegure la entrada y salida de las lanchas en todo tiempo eliminando el peligro de la barra.
Un muelle pesquero beneficiaría a nuestro pueblo y a la provincia de Colchagua. Beneficiaría también, a la economía nacional ya que propendería al abaratamiento de la vida al proveer de pescados y mariscos en gran cantidad a una vasta zona del país.
Hasta el año 1891 Pichilemu tuvo un muelle de embarque construído por don Daniel Ortúzar, propietario de la Hacienda San Antonio de Petrel, para el traslado de sus productos. Contínuamente llegaban hasta nuestro puerto grandes barcos que venían en busca de los productos de la vsta y rica zona de la provincia de Colchagua.
Hace más o menos cuatro años el diputado Sr. Ladislao Errázuriz Pereira obtuvo del parlamento la aprobación de una ley por la que se facultó a la Municipalidad de Pichilemu para contratar un empréstito hasta por la cantidad de trescientos mil pesos para la construcción de un muelle pesquero. Después de un razonado y severo estudio, la I. Municipalidad, muy acertadamente: no estimó conveniente hacer la contratación de este empréstito. Una de las razones que tuvo en cuenta para tomar esta determinación, fué la de que la cantidad de trescientos mil pesos era insuficiente para ejecutar una obra de la magnitud requerida y la de que sus escasoas entradas no le permitirían solicitar un emp´restito mayor para terminarla.
Hace poco más de un año y a petición del Alcalde Sr. Felipe Iturriaga el diputado de la provincia Sr. Jorge Barahona Puelma presentó a la Cámara un proyecto de ley para la construcción del muelle en Pichilemu. El financiamiento de este proyecto se hacía por medio de un impuesto, a la producción de sal en la comuna. Este proyecto, que habría sido la más acertada de las soluciones al problema, tuvo que ser retirado por su patrocinante porque al tratarse en una de las comisiones se vió entorpecido por los intereses de ciertos partidos.
A los habitantes de Pichilemu no debe importarnos cuál sea el partido político que obtenga la aprobación de una ley que haga realidad este deseo tan manifiestamente provechoso para todos. No vemos la dificultad para que su discusión y aprobación no sea rápida ya que el financiamiento se haría por medio de un impuesto a un producto exclusivo de la comuna.
En consecuencia, debemos solicitar de nuestros representantes en el Congreso la aprobación de una ley que autorice la construcción del muelle, financiado con la creación del impuesto a la producción de sal, impuesto que deberá cobrar y administrar la municipalidad bajo la fiscalización, si se quiere, de la Dirección General de Obras Públicas u otra repartición del Estado. Tenemos el derecho de exigir la pronta satisfacción de una necesidad de bien general, con mucha mayor razón cuando para satisfacerla no se necesita recurrir a los fondos del presupuesto de la nación.