Con una concurrencia extraordinariamente mayor a los años anteriores -siempre en aumento- se realizaron las actividades del Año nuevo junto al Mar, organizadas por la Cámara de Turismo de Pichilemu y que contaron con el patrocinio del municipio local, gobierno regional, Sercotec y radios “Estación 95” y “Entre Olas”. Como asimismo, con el auspicio de algunos establecimientos comerciales.
Miles de turistas, visitantes y pichileminos colmaron el recinto del parque municipal “Agustín Ross”, como de lugares adyacentes para presenciar con la mejor vista el espectáculo pirotécnico que se realiza en la playa principal del balneario. No obstante, quienes no alcanzan a comprender que estos espectáculos hay que financiarlos, “aguaron” la fiesta a quienes precisamente estaban financiando -en un gran porcentaje- a la orquesta que animó hasta la madrugada los bailables que por primera vez se prolongaron tras los abrazos del Año nuevo.
Iniciativa que este año se incorporó, tras entregarse la concesión del bar oficial a quienes “se pusieron” con la música en vivo. No obstante, aquel público aprovechador se llevó al parque Ross su bar particular, en notorio desmedro de quienes financiaron la orquesta -que para pagarla- debían obviamente vender los bebestibles en el lugar.
Lo anterior no significa que alguien no pueda llevarse una botellita de champagne, de vino o cerveza para celebrar el año nuevo; pero distinto es llegar a un lugar como si se va de picnic o paseo. Eso es pasarse de “listo” y tiene otro nombre y categoría.
Para la gran mayoría el espectáculo resultó “una maravilla”, “emocionante”, “grandioso”, “espectacular”. Lo mismo, la música de la Sonora “Madera Seca”.
Lo negro de la jornada es la actitud de quienes, sin clase, hacen fracasar los intentos de hacer cosas mejores, de categoría. Y, por cierto, que la actitud de esa gente hace frenar iniciativas que ayudan a superar el nivel de los eventos, no así la recompensa que implica involucrarse en ellas. Que es lógica, legítima.
Miles de turistas, visitantes y pichileminos colmaron el recinto del parque municipal “Agustín Ross”, como de lugares adyacentes para presenciar con la mejor vista el espectáculo pirotécnico que se realiza en la playa principal del balneario. No obstante, quienes no alcanzan a comprender que estos espectáculos hay que financiarlos, “aguaron” la fiesta a quienes precisamente estaban financiando -en un gran porcentaje- a la orquesta que animó hasta la madrugada los bailables que por primera vez se prolongaron tras los abrazos del Año nuevo.
Iniciativa que este año se incorporó, tras entregarse la concesión del bar oficial a quienes “se pusieron” con la música en vivo. No obstante, aquel público aprovechador se llevó al parque Ross su bar particular, en notorio desmedro de quienes financiaron la orquesta -que para pagarla- debían obviamente vender los bebestibles en el lugar.
Lo anterior no significa que alguien no pueda llevarse una botellita de champagne, de vino o cerveza para celebrar el año nuevo; pero distinto es llegar a un lugar como si se va de picnic o paseo. Eso es pasarse de “listo” y tiene otro nombre y categoría.
Para la gran mayoría el espectáculo resultó “una maravilla”, “emocionante”, “grandioso”, “espectacular”. Lo mismo, la música de la Sonora “Madera Seca”.
Lo negro de la jornada es la actitud de quienes, sin clase, hacen fracasar los intentos de hacer cosas mejores, de categoría. Y, por cierto, que la actitud de esa gente hace frenar iniciativas que ayudan a superar el nivel de los eventos, no así la recompensa que implica involucrarse en ellas. Que es lógica, legítima.
