Como se recordará -según lo que informó “pichilemunews”- la licitación fue adjudicada el 23 de septiembre del año pasado y tienen un plazo a partir de allí, de 150 días, que se cumplen el 19 de Febrero próximo.
Hace unos días nos comunicamos con los profesionales de Atelier Consultores, para saber sobre el grado de avance del proyecto y la respuesta es la siguiente: “Estimado Washington Saldías. Agradecemos tus saludos. Te cuento que estamos abordando la etapa de proyecto y estamos trabajando y entrevistándonos seguido con la Inspección Técnica del MOP. Esperamos entregar el proyecto a fines de enero. De parte del equipo y mías recibe nuestros saludos. Atte. Juan Pablo Araya, Arquitecto”.
Lo anterior indica que han ido avanzando rápido -quizás más de lo planificado- y seguramente, antes de entregar oficialmente el proyecto terminado, lo estarían sometiendo a la revisión de la Inspección Técnica del MOP, a través de la Dirección Regional de Arquitectura.
Nos alegramos por cierto de este avance, donde -sin falsa modestia- hicimos una gestión permanente para que el mencionado edificio, Monumento nacional desde 1988, fuera restaurado, mejorado, preservado. Este proyecto que comentamos es un significativo paso en ese objetivo, que permitirá saber exáctamente cuántos recursos se necesitan para restaurarlo completamente y ponerlo a disposición de la cultura, destinándolo a ser un Centro Cultural.
No obstante, aún está coja la base de sustentación para que ello se lleve a cabo. Es necesario la creación de la Corporación Cultural Municipal, ente jurídico que es preciso crear y hechar a andar, puesto que una administracción eficiente -a cargo de una persona idónea- es la que permitirá con el apoyo municipal que no se convierta en un “elefante blanco” y, al contrario, se transforme en un edificio lleno de vida, de una constante actividad cultural, con presentaciones, exposiciones, talleres y cursos de las más diversas disciplinas artísticas.
Planificación, creatividad, audacia y una eficiente gestión cultural es la que permitirá justificar la inversión de varios cientos de millones de pesos, al margen de que el edificio es parte del patrimonio arquitectónico y un vivo reflejo de la visión creadora de aquel empresario llamado Agustín Ross Edwards, justo hace cien años, por cuanto esta obra la inició el año 1906, concluyéndose tres años más tarde.
