EN EL MES DEL MAR: ODA A UN VIEJO PESCADOR

EN EL MES DEL MAR: ODA A UN VIEJO PESCADOR

Nuestro Premio Nobel Pablo Neruda era un gourmet de temer, a tal punto de dedicarle Odas al «Caldillo de Congrio», «A la cebolla», entre otros frutos del mar y de la tierra, a los cuales no les hacía asco a la hora de comer; sobretodo acompañado de un buen mosto.
En esos temas cavilaba hoy, poco antes de las 16 horas, en el interior de la Parroquia local a la espera del oficio religioso para despedir los restos de un viejo y «agallado» pescador pichilemino.
Pensaba y reflexionaba sobre ello, pese a que un exquisito charquicán de cochayuyo me había dejado plenamente satisfecho poco antes en «El Quinahuino». Pensaba en Neruda y su «Oda al caldillo de Congrio» y aunque es delicioso, nada mejor que un «Caldillo de Pejesapos». Es para «chuparse los dedos».
Tendría unos cinco o seis años de edad, quizás menos, cuando supe de esa delicia de aquel pescado, de aspecto un tanto raro, ya que no tiene escamas; pero que mi madre nos cocinaba a nuestra larga familia. Pejesapos que llegaban a nuestra casa, de manos de la Señora María, esposa de este pescador que hoy despedimos y que se fue a reunirse a otros pescadores como él, que ya partieron, y que seguramente se podrán de acuerdo para salir a «pescar estrellas».
Así reflexionaba y como yo no tengo ni un ápice del talento de Neruda para escribirle una Oda a tantos frutos del mar y tierra que se lo merecen, decidí modestamente escribirle estas líneas para recordar a don José María Segundo Gómez Reyes, quien falleció ayer, vencido por esos 87 años que pese a miles de jornadas, de caminatas por la arena y roquerios de nuestro litoral y de innumerables jornadas de incursiones al mar, le mantenían erguido en sus casi 2 metros de estatura.
Firme y a pasos largos nos topábamos de vez en cuando.
– ¡Hola don José!!
– Hola mi caballero …
– ¿Cómo está su salud ..?
– Aquí usted me ve …
Con tono fuerte y jovial con la risa a flor de labios, su respuesta no se hacía esperar.
Sin embargo, sus últimos días los pasó postrado en el Hospital local, donde murió en la noche del lunes. Había enviudado hace muchos años, cuando un vehículo atropelló a su mujer, encontrándose fuera de Pichilemu, hasta donde había viajado a comercializar algunos productos del mar y aprovechar de pasar a ver a su prole, repartida en Rancagua y Santiago.
Todos estaban hoy: El Eugenio -hijo solo de doña María- pero que don José crió como uno de los suyos, como el Chicho, la Keka, el Nano, la Eliana, a Olga, el Luis, el Carlos, la Amanda. Quizás me olvido de alguno, pero debo decir que más de alguno fue hermano o hermana de leche con algunos de mis hermanos.
Una prolífica familia como la nuestra, donde parecía que se ponían de acuerdo algunas mujeres para engendrar. De ahí que, cuando «faltaba la leche materna» era costumbre convidar para criar sanita a la guaguita …
Hoy, estaban todos sus hijos, nietos y quizás hasta bisnietos. Y muchos amigos de antaño estuvieron en la despedida de este «viejo lobo de mar».
Uno de sus hijos y un nieto antes de finalizar el oficio religioso hicieron un homenaje, el que concluyó con un tema musical de su hijo cantante. Naturalmente el tema predilecto de su padre y que recordaba el mar …

COMPAÑEROS
Junto con el reencuentro con sus seres queridos e idos, don José ya debe estar encontrándose con sus amigos y compañeros. Y -sin duda- más de alguno lo ha recibido con un ¡Hola «Lagarto Verde»!, su sobrenombre por el cual era conocido y que -digámoslo- casi la mayoría lo tiene en la República Independiente de Pichilemu.
De hecho, ayer su hijo Luis al ordenar Avisos en una radioemisora local para informar del fallecimiento y de la hora de sus funerales, dijo: «Póngale entre paréntesis «El Lagarto» para que sepan de quién se trata».
Claro, de esa forma se aseguró que todos se enteraran de quién se trata. No siempre es así, pero así funcionamos.
Allá arriba, se entretendrán -como dije- pescando estrellas o persiguiendo a alguna «sirena» y por qué no -quizás- encuentran alguna picada y unas sabrosas «cachambitas» y de paso le piden permiso «al caballero de la caldera» para asarlas y disfrutarlas junto al «Buzo Blanco» -uno de los más antiguos, de Pueblo de Viudas y cuyo apellido es Jorquera- a los hermanos Ernesto, Francisco y Evaristo Vásquez, don Luis Arraño, don José Romero, don Jecho Vargas, don «Galva» González, don Isaías «Chichita Vinagre» Carreño, Don Romualdo «Lluma» Vargas y José Vargas (papá de Zunino»), don Eduardo «Terremoto» Aránguiz, José «Castañón» Flores, Miguel «Paguacha» Gómez, «Calulo» y Gastón Gómez, Jorge «El Cojo» Iturra, Hernán «Jote» González, don Amador «Zorro» Lizana, Luis «El Fosforito» Gómez, Carlos «Chunga» Gómez, Hernán «Laucha» Gómez, Antonio «El Toño Zorro» Becerra, don Martiniano Cabrera (papá de Ñiñico), Ramón «Calleja» Cornejo, Adrian «El Cangrejo» Cornejo, Valentín «El Sapo Choco» Saavedra, Baustista «Don Baucha» Rojas y su hermano Ramón (El Pico ‘e Pato»), don David Rojas, Jorge «Montón de Humo» González, don Hermógenes Vargas, Emilio «El Conchita» Calderón, Segundo Mella, Orlando «El Burro» Jorquera, don Aquiles Muñoz Muñoz, «El chico Nene» Poblete, «El Pitucho» Jorquera, el «Chago» Galaz y un hijo de éste, Rafael Carreño, Antonio «Rucio Toño» Rojas, los hermanos Lucho y José Arias, los hermanos José, Manuel, Carlos y Luis Arenas, entre tantos viejos lobos de mar. Todos, de seguro, serán de la partida.
¡Sin duda será un encuentro notable de viejos amigos y compañeros de inolvidables jornadas!
Por cierto hay muchos más. Y unos tantos que se fueron jóvenes: «El Loly» Mella, el «Rucio» Escobar, el «Nano» Bozo que se fueron juntos en un día de octubre hace algunos pocos años.
En realidad gente tan sencilla, esforzada como tantos merecen más que una ODA de Neruda. Merecen un Monumento a los «Hombres y Lobos de Mar». Ojalá se acuerden que en el proyecto de la Remodelación de la Avenida Costanera -cuyas obras ya se iniciaron- y consideren construir la Plazuela frente a la Caleta de Pescadores y -en «el mes del mar»- se refuerce aquel compromiso de hacerlo, porque así quedó establecido en el proyecto original.

Total
0
Shares
Realiza una donación a la Enciclopedia Colchagüina para poder preservarla
Publicaciones relacionadas
Realiza una donación a la Enciclopedia Colchagüina para poder preservarla
error: Content is protected !!