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Por Arturo Alejandro Muñoz (Desde Coltauco).

PENSABA ESCRIBIR ALGO sobre cultura, literatura o arte, pero el escándalo nacional provocado por la estafa de los ‘quesitos para maquillaje’, con la que cayeron cientos de personas, me obligó a apuntar hacia otro lado. Y ese ‘otro lado’desgraciadamente, es elque ocupan los poderosos y las autoridades.
Cierto es que los primeros responsables del éxito de la estafa son los propios embaucados, que creyeron hasta en el cuento de la Caperucita Roja porque se adivinaba dinero dulce y fácil. Es que en comunas rurales como Coltauco el abanico de oferta laboral se restringe principalmente a las faenas agrícolas de temporada, en las que los empresarios pagan la exigua cantidad de cuatro mil pesos diarios, y el trabajo se realiza sólo entre los meses de octubre y marzo. El resto del año, los temporeros deben soportar los ‘meses azules’ o los ‘meses sin erre’ (mayo-junio-julio-agosto), debiendo sobrevivir con los ahorros logrados durante el tiempo de pega.

Por ello, cuando apareció una falsa francesa con pinta de travesti, alhajada con joyas falsas y gran verborrea, ofreciendo un negocio simple pero supuestamente muy productivo, la gente miró hacia sus autoridades y buscó la reacción de sus patrones de siempre. Nadie se ocupó en investigar la solidez de la empresa oferente (‘Fermex’), ni tampoco alguien se encargó de indagar la seriedad de la misma. Yo lo hice, con los resultados conocidos. En el GOOGLE encontré un diario peruano en el que una crónica del año 2005 daba cuenta de una estafa de los ‘honguitos’ en Lima y Trujillo, con la que cuarenta mil peruanos fueron engañados por la empresa ‘labomax’. La técnica de embauco que utilizaron los delincuentes en Perú era idéntica a la que se estaba desarrollando en Coltauco.

Escribí una columna en el diario electrónico GRANVALPARAISO el día 13 de abril del 2006 alertando sobre la posible estafa que se estaba incubando en el corazón campesino de esta región. Nadie dijo ni hizo nada. Nadie. Muchas autoridades regionales y comunales leyeron la columna en comento. Eso lo sé hoy. Sólo leyeron, pues hicieron caso omiso a la denuncia y en algunos casos no sólo la desecharon sino que, ¡oh sorpresa!, participaron de lleno en ella como ‘tontos útiles’.

¿Usted no lo cree? Bien, pues. Puedo informar que tres concejales de Coltauco se encuentran entre los estafados, como también se sumaron torpemente al ‘negocio’ algunos conocidos y enriquecidos empresarios agrícolas de la comuna (que son los ‘patrones’ durante la temporada de cosecha de frutas), amén de la esposa del alcalde de Peumo, Elías Cid, un gerente de Banco Estado (que ha mantenido un silencio que aterra) y muchos de los comerciantes principales de la comuna. No para allí el asunto, pues la mayoría de los funcionarios municipales y del consultorio de salud de Coltauco, también figuran entre los estafados.

Hay personas que invirtieron más de veinticinco millones de pesos convencidas de que obtendrían un rédito doble en poco tiempo y con nada de esfuerzo. Otros –la mayoría- se endeudaron con préstamos bancarios, o vendieron sus animales e incluso sus casas. No faltaron aquellos que renunciaron a sus trabajos dispuestos a exprimir esa ‘lotería’ que les había llegado a sus vidas.

Entonces, el pensamiento simple y directo de los habitantes pobres fue considerar que si los poderosos de la localidad, más los funcionarios municipales y concejales (consideradas como ‘autoridades’ comunales por muchos pobladores), estaban metidos en el asunto, este no podía ser ilegal, peligroso ni poco rentable. En palabras concisas, los pobres se dejaron atrapar por el discurso de los estafadores y a la vez fueron arrastrados por la acción de avaricia de sus patrones y autoridades.

Se ha nombrado un Ministro en Visita para investigar la estafa, el cual ya declaró que le llamaba la atención que nadie (se refería a las autoridades) hubiese reaccionado ante la columna escrita y publicada el día 13 de abril. Pero así fue, señor Ministro, las autoridades no sólo permanecieron inmutables sino que algunas de ellas, como ya lo hemos explicado, pertenecían al enorme grupo de ‘productores’ de quesitos para maquillajes.
Triste pero cierto. Nuestros ‘líderes’ políticos y económicos fueron los primeros en pisar el palito, movidos, a mi juicio, por dos fuerzas indesmentibles, a saber: la avaricia ilimitada que los distingue, y la creencia de que proceden de un olimpo divino que les asegura poder engañar a miles pero jamás ser embaucados. Les tocó bailar con la fea. Lamentablemente, con la demostración irredargüible de su carencia de responsabilidad social metieron al saco a cientos de familias pobres, de esas mismas familias a las que acostumbran engañar y explotar en cada elección y en cada temporada de raleo y cosecha.

Anótese, comuníquese y publíquese.

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