Es la pregunta que nos formulamos al leer sobre la creación de una Red Nacional de Áreas Marinas Protegidas, cuando sabemos que –paralelamente- una empresa sanitaria, ESSBIO, nos está tratando de instalarnos un Emisario Submarino para contaminar el medio ambiente y entorno de la playa principal, en Pichilemu.
Quisiera pensar que aquellos funcionarios que integran la COREMA de la VI Región serán consecuentes y si –por una parte- la CONAMA está pensando crear esta red de protección de Áreas Marinas Protegidas, voten en consecuencia y no permitan que nos contaminen nuestro mar y los recursos que permiten vivir a miles de personas, tanto de las faenas de extracción, como de quienes gracias a las olas y playas viven del turismo, puedan crecer y desarrollarse con una mejor solución.
Si realmente actúan en consecuencia, la empresa sanitaria tendrá que buscar una solución que –de verdad- sea una PLANTA DE TRATAMIENTO DE AGUAS SERVIDAS y permita reusar esas aguas en áreas verdes, plantaciones, etcétera.
Veamos que nos informa el web www.lanacion.cl
Conama creará Red Nacional de Áreas Marinas Protegidas
Organismo adelantó también avances de nueva política de cuencas hidrográficas.
Fuente: www.lanacion.cl, martes 21 de diciembre de 2006.
La iniciativa -pionera en el país- pretende proteger la rica biodiversidad marina y ecológica de los bordes costeros nacionales, integrando a la comunidad y fomentando actividades económicas que no dañen el medio ambiente.
La pérdida en los ecosistemas marinos no sólo es creciente, sino alarmante. Un reciente estudio publicado en la revista “Science” pronostica que las especies que se pescan actualmente podrían desaparecer para 2050. El mismo artículo, sin embargo, plantea que en los lugares donde la biodiversidad ha sido restaurada, se ha cuadruplicado la productividad.
Consciente de esta realidad, la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama) trabaja en la creación de una Red Nacional de Áreas Marinas y Costeras Protegidas de Múltiples Usos (AMCP-MU), cuyo fin es conservar los recursos marinos y costeros, pero fomentando -además- actividades productivas sustentables.
La idea es que la comunidad participe de este proceso y que se incremente el desarrollo económico local, a través del turismo de naturaleza, por ejemplo. Además de generar condiciones para la necesaria investigación científica.
“No se trata sólo de preservar y abandonar los parque nacionales, sino de complementar e introducir usos que convivan con el medio ambiente y en el que la comunidad local tenga participación”, dijo la directora de la Conama, Ana Uriarte, en la inauguración de un seminario sobre la materia.
El proyecto -que cuenta con el financiamiento del Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD) y Global Environment Found (GEF)- ya registra tres áreas protegidas (ver infografía), las que constituyen el inicio de la construcción de una amplia red en todo Chile y la materialización de una nueva mirada sobre la protección del borde costero nacional. El plan tiene un período de implementación de cinco años y cuenta con un presupuesto total de 11.695.553 dólares.
Freno a especuladores
Isla Grande de Atacama, III Región, Lafkén Mapu Lahual, X Región y Francisco Coloane, XII Región son las tres áreas marinas protegidas existentes. Fueron declaradas AMCP-MU por ser espacios que incluyen porciones de agua y fondo marino, rocas, playas, flora y fauna, además de recursos históricos y culturales que, mediante diversos recursos, se colocaron en reserva para ser preservados.
A ello se suma el concepto de los denominados “múltiples usos”, lo que implica generar un mecanismo para el desarrollo de otras actividades no industriales, como el ecoturismo o pesca a escala artesanal o deportiva, que ayude a las economías locales.
Sin embargo, estas actividades “no pueden ser argumentos para que los especuladores exploten los recursos. De allí que sea fundamental diseñar un sistema que concilie la conservación de especies y el desarrollo”, explica Roberto Andrade, Coordinador Nacional del Proyecto GEF-Marino, en Chile.
Para que eso ocurra se debe replicar la experiencia de estas tres zonas en otras regiones del país, con el fin de generar una red interrelacionada, con cruces de experiencia, que permita lograr el objetivo de preservar las áreas con la participación de la comunidad. “De no ser así, proyectos como éste van a fracasar”, dice Eric Vargas, secretario general de la Corporación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile (Conapach).
Para Vargas, el diálogo entre las instituciones, el Gobierno y la comunidad debe ser horizontal, “porque no nos gusta que vengan a enseñarnos cómo hacer nuestras cosas. Aunque reconocemos el aporte científico y el valor de este proyecto y sabemos del esfuerzo que hace el PNUD y GEF para contrarrestar el daño industrial pesquero en el medio ambiente”.
Nueva política nacional de cuencas hidrográficas
Fue una de las promesas de la Presidenta Bachelet en su cuenta pública del 21 de mayo. De allí que la directora de la Conama, Ana Lía Uriarte, anunciara, con bombos y platillos, los avances de la nueva estrategia nacional de cuencas hidrográficas y los calificara como “primera medida en la transformación de la situación medioambiental de Chile”.
Hasta el momento el proyecto tiene identificadas más de 100 cuencas a lo largo del país, unidades territoriales que van a permitir manejar de manera integrada la problemática del medio ambiente. “Utilizaremos en este proyecto los mismos criterios que usamos en las áreas marinas protegidas”, dijo Uriarte. La idea es aunar criterios en cómo gestionar ambientalmente esos territorios.
“El solo hecho de territorializar las políticas públicas permite hacer una mejor gestión en materia de protección de ecosistemas y de conservación de especies y de suelos”, dijo Jaime Rovira, de la Conama. El experto explicó que la relación de las cuencas con los recursos marinos no es menor. “Mirar los territorios como cuencas también tiene repercusión en el mar, porque al final, todo lo que ocurre en el mar es consecuencia de lo que se hace en tierra”.
