IDENTIDAD LOCAL Y CASINO ROSS DE PICHILEMU

IDENTIDAD LOCAL Y CASINO ROSS DE PICHILEMU

Tal como lo prometimos y más rápido de lo que suponíamos, logramos la autorización -de parte de su autor- para reproducir el interesante artículo que referimos ayer sobre las implicancias de la recuperación y puesta en valor del edificio del ex Casino, que se iniciará en el curso del presente año.
Un largo proceso que no ha estado exento de dificultades y donde -por años- estuvimos con el tema en el tapete, aguijoneando, gestionando, «ablandando» a los duros … Así y todo, queda por superar otros obstáculos.
Por cierto no somos los únicos en esta tarea de concientización, sino que han habido otros y, felizmente, se ha unido el destacado profesional que, más de algo -en su calidad de ex Director Regional de Arquitectura- aportó a que el edificio esté ad portas de ser restaurado y habilitado.

Identidad Local y Casino Ross de Pichilemu

Jorge Godoy Rojas – Arquitecto UCH

El Ex – Casino Ross de Pichilemu es una de esas singularidades patrimoniales que caracterizan un lugar y son la imagen postal que hace reconocible más allá de su territorio inmediato. Singularidad por ser edificación única en su destino y en su expresión formal en esta parte del litoral central y la región. Patrimonial, por ser parte del legado inmobiliario ligado a la etapa fundacional de la ciudad, situación reconocida por el D.S. Nº 100 del 25/02/1988 que lo declaró legalmente Monumento Nacional.
En este caso, se trata además del principal balneario de la región del Libertador : O sea, doble motivo de atracción para el futuro turístico y por tanto, generatriz de una importante externalidad positiva para la economía local y regional.
Pese a esta última condición, curiosamente la institucionalidad responsable se permitió ignorar la condición de abandono y progresivo deterioro de este interesante inmueble, símbolo de nuestro principal balneario, manteniéndolo postergado y prácticamente inutilizado por más de 50 años, hasta que el 2004 el Gobierno Regional aprobó financiar el estudio del diseño de su restauración, por lo que ésta pudo ser licitada y administrada por la Dirección de Arquitectura del MOP durante 2005, terminándose el proyecto por el equipo de Atelier Consultores el primer semestre de 2006.
En Diciembre de 2006, el señor Intendente Regional don Héctor Leiva Polanco, presentó a la comunidad pichilemina el diseño resultante, cuyo proyecto de inversión por las respectivas obras de recuperación postulaba para su financiamiento FNDR este 2007, lo que constituye una grata noticia para Pichilemu y consecuentemente para la región, tanto por el reconocimiento socio-cultural implícito como por el aporte económico que significa la puesta en servicio en el futuro próximo de un edificio que constituye un símbolo histórico y arquitectónico de la ciudad costera.
Recientemente en la Universidad de Verano de Rancagua, el destacado sociólogo y catedrático don M. Antonio Carretón señalaba que el devenir del mundo globalizado de la postmodernidad dejó atrás las identidades locales fundadas en lo político-administrativo o en los roles económicos puros, ya que tanto lo primero se ha tornado notoriamente difuso en la práctica, mientras lo económico otrora estable y supuestamente perenne, hoy es altamente inestable por la volatilidad de los mercados internacionales y/o los juegos y estrategias cambiarias de economías foráneas. En estos escenarios las identidades se recuperan fuertemente hacia lo antropológico y cultural, aquellos lazos intangibles que forman redes originarias y habituales del comportamiento de las comunidades, que nos hablan de ancestros, herencias y sueños compartidos por colectivos sociales, expresados físicamente en artesanías, en formas de vestir, de bailar, de construir su hábitat y su entorno.
Las expresiones culturales permiten reconocer y diferenciar a los grupos humanos y los pueblos; y el patrimonio es la herencia originaria que sustenta la cultura local. Recuperar el patrimonio es poner en valor este sustento cultural, permitiendo que las identidades singulares que ha generado, en el caso de las zonas con potencial turístico, se conviertan en atractivos adicionales al paisaje natural y demás atributos del lugar.
En nuestra cultura política pre-globalización la lucha por la restauración patrimonial era vista como una expresión elitista de ciertos intelectuales, de escaso interés frente a las grandes prioridades de inversión productiva y social de los territorios, debido a que los países encastillados con múltiples limitantes fronterizas, no tenían cómo reconocer atractivos singulares en estos símbolos de las herencias locales, ya que sus diferencias con otras localidades del país no daba para llamar especialmente la atención, además de que la limitadas ventajas microeconómicas de las personas no permitían grandes desplazamientos turísticos a las masas nacionales.
Hoy nadie discute la amplia movilidad de grandes grupos de personas a lo largo del país, en vacaciones; mucho menos la de los flujos constantemente crecientes de miles de turistas extranjeros por el territorio. Todos, buscando lugares, paisajes y culturas expresamente diferentes a sus lugares habituales de origen. Es aquí donde cobran valor económico los monumentos recuperados y los patrimonios culturales. Hoy es raro encontrar en los países desarrollados o en vías de desarrollo, quienes no vean en gran parte de la restauración patrimonial, inversiones de promisorios retornos.
Pichilemu se fundó el 22 de Diciembre de 1891, 13 años después (1904) se inicia la construcción del edificio destinado a ser el primer casino de juegos del país, el que se termina en 1906. Desde entonces hasta 1932, opera sólo el Casino Ross de Pichilemu, o sea 26 años de reinado pionero en el territorio nacional de este edificio que hoy es Monumento Nacional; ese año aparece recién el Casino de Viña del Mar, que por ley será en adelante y por muchos años el único establecimiento de este tipo en Chile,
El Casino de Pichilemu lo mandó construir don Agustín Ross Edwards, entonces administrador y albacea de la fortuna de la filántropa doña Juana Ross Edwards de Edwards, viuda de don Agustín Edwards Ossandón, con quien se casó siendo su tío y quien forjó una fortuna considerada comparativamente como la mayor nunca habida en Chile, equivalente entonces al 4,78% del Producto Interno Bruto del país.
El Casino coronó un conjunto de inversiones concebidas anteriormente por don Agustín Ross, para convertir a Pichilemu en el principal y mejor balneario de Chile; lo precedieron el Parque Ross y el Hotel Ross, en una urbanización que definió un conjunto recreativo único en el país por su categoría y expresión formal.
Cuando el edificio del Ex Casino complete su obra de recuperación y esté en condiciones de entrar en sus nuevas operaciones como Centro Cultural, deberá existir ya un ente jurídico capaz de administrarlo sin dependencia directa político-financiera del organismos públicos o municipales, manteniéndolo con la suficiente intensidad de actividades y uso como para que sea el faro de la cultura de Cardenal Caro y un aglutinante social de alto interés comunitario local, justificando con creces la inversión que la región le entregará, y siendo al mismo tiempo un brillante atractivo turístico para los flujos regionales y nacionales y un indudable refuerzo al naciente posicionamiento internacional del balneario, logrado por el surf.
Para ello es fundamental que la comunidad local logre de una vez por todas, constituir una Corporación Cultural capaz de trascender las variaciones políticas y presupuestarias de las autoridades municipales de turno, ya que para su rol de baluarte turístico en la imagen del respectivo mercado, sería altamente pernicioso que sus operaciones fueran tan inestables que indujeran
incertidumbre a los potenciales visitantes.
Así mismo, la inoperancia y/o inestabilidad en la gestión futura de esta inversión, afectará las siguientes decisiones de financiamiento a la recuperación patrimonial de la región del Libertador.
Por lo anterior, la tarea de formación de esta Corporación Cultural de Pichilemu, pasará a ser urgente en cuanto se inicien en este año las obras de restauración del edificio.

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