UN COCHERO QUIERE AMASAR FORTUNA A COSTA DE HUMILDE PANIFICADOR JUBILADO

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UN COCHERO QUIERE AMASAR FORTUNA A COSTA DE HUMILDE PANIFICADOR JUBILADO

Uno de los gremios -más bien, Sindicato- con más tradición en Pichilemu son los Cocheros. Son a la vez quienes -de vez en cuando- se sienten perseguidos ante cualquier atisbo de alguna medida hacia la actividad, muchas veces para normarla, ordenarla para que justamente perduren en el tiempo.
Algunos de ellos reclaman que lo único que quieren es sacarlos de circulación, de “terminarlos” como actividad. Sin embargo, la amenaza para que ello ocurra no está afuera, sino adentro de los propios socios. Por cierto no todos, pero algunos con una actitud que raya en lo grotesco alejan a sus clientes o a quienes quieren o sienten el deseo de disfrutar de un paseo en coche.
También espantan a los que se ven en la necesidad de tomarlos. Y no solo los espantan, sino que les dan el mazazo sin compasión, sin importar ninguna consideración, aun cuando se les aclara que no son turistas ni mucho menos. Aunque con los turistas tampoco debieran actuar igual, sino cobrando un valor justo, que por lo demás debe estar sujeta a una Tarifa oficial.

VIAJE CARO
Pero vamos al meollo del asunto. Subió a un coche un personaje al que habría que sacarle el sombrero. Un modesto pichilemino, trabajador por más de cincuenta años como panificador, hoy jubilidado. Tuvo la ocurrencia de parar al Coche Nº 34. Se subió en la Gobernación, en la Avenida Costanera, y le pidió que enfilara por la misma avenida hasta calle Los Alerces donde vive.
¿Cuánto es?
La respuesta fue: CUATRO MIL PESOS.
¿Qué?
CUATRO MIL PESOS
Oiga yo soy de Pichilemu le respondió humildemente este abuelo, con la esperanza de que bajara la puntería; pero fue en vano.
Junto los pesitos y se los pasó al cochero.
Antes que se fuera, Don Abel Sánchez Sánchez, que es el nombre de este pichilemino de 75 años, le dijo al cochero: Aunque me salga lo que me salga voy a ir a la radio a denunciar este abuso …
A mi no me viene con leseras, iñor … y se alejó el cochero.
Varias horas pasaron para reponerse del mazazo y vino a pié hasta la Radio “Entre Olas” donde le recibimos su queja y aquí estamos dando cuenta de ello.
Antes de terminar la nota, debemos decir que en el camino conversó con otros cocheros, a los que le contó lo que había pasado con uno de sus coleguitas y todos me dijeron que viniera no más, ya que por uno pagamos todos.

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