EL PERIÓDICO THE CLINIC Y PICHILEMU FRENTE AL EMISARIO SUBMARINO

Realiza una donación a la Enciclopedia Colchagüina para poder preservarla
TODO EL MUNDO EN CONTRA DEL EMISARIO -AHORA- HASTA LAS AUTORIDADES COMUNALES QUE ESTABAN SECOS CON LA ¿SOLUCIÓN? DE LA EMPRESA

El problema sanitario de nuestra comuna y del proyecto de Emisario Submarino propuesto por la empresa ESSBÍO -que felizmente hoy esta llana a cambiar por otra alternativa- ha traspasado nuestras fronteras, pues no solo los propios habitantes pichileminos -que piensan- rechazaron desde el primer minuto la propuesta contaminante, sino que ha ido generando rechazo en los deportistas locales del surf, como los que vienen desde todo el país y del extranjero a practicar su deporte favorito a las olas pichileminas.
Es así, como “pichilemunews” junto con alinearse desde hace años al lado de alternativas no contaminantes ha estado apoyando y trabajando junto a instituciones locales, difundiendo y advirtiendo de las amenazas de un emisario submarino -¿solución? en retirada en todo el mundo, salvo en los países tercermundistas- y Chile -según los políticos oficialistas ya salimos hace rato de esa condición, aún cuando no le hacen feo a apoyar soluciones “chantas”.
Pues bien, como decíamos, varios medios nacionales de todo orden han acogido la inquietud ciudadana y el rechazo de ésta hacia la alternativa originaria de la empresa sanitaria. Y asimismo, medios internacionales de varios países han publicado y se han hecho eco del peligro para el medio ambiente y las olas que aprecian en el mundo entero.
Uno de esos medios nacionales, que ya mencionamos, pero cuya nota no habíamos tenido la ocasión de leer, ya la conseguimos. Se trata del periódico THE CLINIC -también mundialmente famoso- por su acidez y crítica a la fauna nacional, sobretodo política (¿por qué será?), y se la damos a conocer a continuación sin agregarle ni quitarle.
Adelante, mar ….

martes, enero 23, 2007
EL CÓDIGO GENÉTICO DEL SURF

Crecieron arriba de las lanchas, entre medio de las redes, recolectando mariscos y pescados. Aprendieron a leer las corrientes junto a los buzos mariscadores o recortando los cochayuyos en los roqueríos. Hasta que alguien les prestó una tabla y fue -en ese momento- donde el surf en Pichilemu nació. Algo genético hay en la pasión que experimentan estos surfistas por el mar. Ellos, como hijos de pescadores, aún siguen vinculados a las olas que los vieron nacer. En este deporte partieron artesanalmente y fueron tildados de vagos por sus vecinos. Hoy viven de correr olas gigantes o de enseñar a montarlas a los “gringos” interesados en las singulares características del mar de la sexta región. Pero un gran tubo de caca puede dejarles -literalmente- la cagada en sus vidas.

Al principio el surf era un juego. Improvisaron parches para sus equipos y amarraron las tablas con mangueras a sus pies. Ni hablar de entrar con trajes especiales a las frías aguas del pacífico sur. Ese lujo era impensable para quienes debían en el verano juntar plata para comprarse el uniforme y los útiles escolares.
Pero el gusto por correr olas y contemplar el atardecer adentro del mar fue más fuerte.
A pesar de las críticas familiares y los malos ojos con que la comunidad de Pichilemu miraba a este grupo de jóvenes, de ese cardúmen surgió la primera generación de surfistas chilenos profesionales. Algunos de ellos recorren el mundo montando olas de 15 metros de alturas, otros enseñan surf durante todo el año y arriendan equipos a los turistas. Pero todos llegan a la misma conclusión: la mejor ola está en Pichilemu.
Elvis, las tablas y las olas
Elvis Presley suena en la radio mientras Elvis Muñoz toma un café mirando la playa y tararea alguan que otra parte de la canción. Sin el surf el hubiera sido un paseador de caballos como su abuelo o hubiera hecho pan amasado como su abuela. Pero no, prefierió subirse a una tabla y hoy disfruta de la opción que tomó y que coincidió justo con un cambio profundo que hizo en su vida.
– Mi cambio de nombre está estrechamente ligado a mi inicio en el surf. A mi me decían Marcelo y estaba chato que me llamaran así porque hay varios Marcelo en mi familia. Por eso cuando volví al colegio, le pedí a la profesora que me llamara por mi primer nombre: Elvis.
Y su nombre pronto se hizo conocido en el círculo de surfista. Tanto que se transformó en el primero en tener auspicio en Chile. Su habilidad en la tabla lo llevó a competir en Perú y Brasil.
Hoy goza de su condición de referente para las nuevas generaciones que se han dedicado a este deporte y dice que vive tranquilo, que el surf le da para comer al cuerpo y al alma, ahora que enseña a surfear a niños de pueblos del interior de Pichilemu, que muchas veces llegan sin haber visto el mar.
– Yo les digo que son los bajaos de cerros. Se quedan con la boca abierta mirando el mar. Piensan que es una piscina, que no se mueve. Son niños deseosos de aprender a pararse en la tabla. Hay muchos de ellos que creen que es como montar el caballo. Tengo un alumno que solo se puede subir por el lado derecho de la tabla y se para bien arqueado de piernas.
Para Elvis es vital que los niños continúen con esta tradición de la zona, donde él es parte importante de la leyenda ligada a los inicios del surf en Pichilemu.
-Cuando empezamos en esto, nos amarrábamos las tablas con mangueras, gomas de parabrisas y nos metíamos con short y poleras al mar. Nosotros aprendimos prácticamente solos, de repente llegaba uno que otro gringo, pero no nos explicaban como correr una ola o que tipo de tabla usar.
Eran los 90’s y Elvis lucía una cabellera platinada, al más puro estilo californiano. Era un chico surfer que sale del mar para subirse a la patineta. De momentos un poco sobreactuado, pero es su estilo, medio imitando a los surfistas de la película “Punto de quiebre”.
– Yo en esa época era más choro. Me acuerdo que una vez le eché la choriá a un gringo gigante porque se metió en mi ola. El gueón me dijo “te puedo matar” y me pescó del pelo y me hizo una chinita, quedé más asustao que la chucha. Al otro año volvió y me regaló unas zapatillas, ellos saben que no es bueno tener atados con los locales y eso pasa en todas las playas, cuenta.
Elvis ve las cosas con tranquilidad. El surf le da tiempo para estar con su hija y vivir tranquilo en su casa que está construyendo después de un incendio que lo dejó en la calle.
– Loco, yo quedé con lo puesto y con el surf me levanté de nuevo. Cómo no voy a querer este deporte si me ha dado todo. Mi opción era seguir como mi abuelo, paseando caballos o trabajando en las discoteques del sector. Ahora en cambio vivo de lo que hago y me doy tiempo hasta de transmitirlo a las nuevas generaciones. Estoy contento.
Con los pies sobre el agua
Ramón Navarro tiene la piel curtida y huellas de sal en sus orejas. Es el actual campeón chileno y uno de los pocos surfistas del mundo que corre olas de quince metros de altura. Sentado observa una herida en su canilla mientras comenta su viaje a Hawai.
– Voy a tomar unos cursos para continuar corriendo olas gigantes. Es una técnica especial, porque eres remolcado con una moto de agua al lugar donde nace la ola. La preparación es en Hawai y somos un grupo de chilenos que nos integramos por primera vez en el circuito mundial, en la especialidad de olas XXL. Creo para dedicarse a correr olas gigantes tiene que existir una vinculación ancestral con el mar. Yo nací en Punta de Lobos, en una casa de pescadores. Tengo tíos buzos, mi papá es pescador, con mi mamá y mis hermanos recolectábamos algas. Imagínate aprendí a bucear a los 6 años a reconocer cuáles son las rocas peligrosas o que te dice el viento cuando sopla de tal o cual manera. Yo soy de agua y ahí es donde mejor me siento.
En sus inicios en el surf, Ramón debió superar la barrera del prejuicio de una familia que esperaba que estudiara y dejara el duro
oficio de los Navarro.
-El surf era una idea descabellada para un hijo de pescador. A parte no tenía ningún referente. Yo no podía decir me quiero parecer a él que vive de esto. Les costó entender. Igual me apoyaron pero lo veían más como una entretención mía. Ahora que vivo de esto están más tranquilos.
Tan tranquila está su familia que Ramón sale -cuando no hay olas- con su padre a bucear y su vinculación diaria con el mar está más fuerte que nunca.
-Yo me esforcé para seguir viviendo en Pichilemu. A mi el mar me ha dado todo, es como el patio de mi casa. Me siento más seguro entre las olas que en la tierra. Por lo mismo lo respeto y sufro cuando lo veo todo contaminado.
Ramón se inquieta y el tono de su voz se levanta. Ha recorrido durante años de norte a sur el país buscando nuevos lugares para surfear y lo que ha visto -producto de la contaminación- es dantesco.
– Me da paja ver como todos los años está más contaminado el borde costero. Las celulosas en el sur, las mineras en el norte y los tubos de caca que ahora quieren colocar acá. En Chile encuentras de todos los tipos de olas, todo el año y surfeas solo. Pero las autoridades no entienden que están perdiendo millones producto del turismo ligado al surf. Las autoridades prefieren el dinero fácil y qué mejor que venga alguien y te de plata por tirar mierda al mar.
Se toma la cabeza y se da un tiempo para volver sobre el tema de la contaminación y la probable construcción de un tubo que vierta las aguas servidas en la playa de Pichilemu.
-Ahora quieren colocar este tubo acá, al medio de la playa. Son tan bajos estos gueones que ESSBIO me contactó para ser mi sponsor. O sea los gueones querían comprarme. Yo les dije que demás los dejaba que me auspiciaran pero con la condición de que no construyeran el tubo. Nunca más me llamaron. La otra vez también nos invitaron a una reunión y yo les advertí que no me cuesta nada convocar a surfistas de todo el mundo para que nos atrincheremos durante el tiempo que sea necesario con tal de que no tiren caca al mar. ¿O van a mandar a los pacos para sacarnos de al medio del agua? ¿Quieren que muera alguien? Nosotros estamos comprometidos con esto y la comunidad surfista internacional está al tanto y no vamos a dejar que tiren mierda a un lugar tan lindo como éste.
El emisario de caca
Cuando uno llega a Pichilemu, un gran lienzo y que no es de bienvenida, sorprende con una frase que se repite en parabrisas polvorientos y afiches pegados en las calles más céntricas.
En la frase se lee “no al emisario submarino”, que no es otra cosa que un colector de 1700 metros y que es la solución para no lanzar las aguas servidas a la laguna de Petrel y de paso cumplir lo que el anterior gobierno prometió: alcantarillado para toda la comuna.
La empresa de Servicios Sanitarios del Bio Bio S.A. (ESSBIO), fue la encargada de desarrollar un estudio de impacto ambiental que contempla un colector instalado justo en el centro de la playa, que tendría un costo de 2600 millones de pesos y que operaría, según el estudio, como en un “sistema consistente básicamente en transportar y disponer las aguas servidas en el fondo marino”.
A Héctor Cornejo, el concejal surfista quien viene recién saliendo de su metida diaria al mar, no lo deja muy conforme los planteamientos de la empresa sobre “el emisario submarino”.
-Acá el turismo ligado al surf moriría, quien va querer nadar en una playa con caca. Y no sólo jodemos nosotros, también están las algueras, que es una pequeña agrupación de mujeres que viven de las algas y que cosecharían a menos de 100 metros de instalado el tubo, ni hablar de los pescadores y buzos mariscadores.
Héctor se da tiempo antes de sacarse el traje de neopreno, para explicar que las corrientes submarinas que hay en esta zona no fueron consideradas por los expertos que desarrollaron el estudio de impacto ambiental y que si han sido “leídas” durante años por los pescadores, buzos y surfistas de la zona.
-Nuestros cálculos, considerando el tubo que se quiere colocar y en el lugar, es que el agua con caca va a dar directamente a la mejor ola de Chile, que queda en Puntas de Lobos.
El concejal surfista, tampoco está conforme con la planta de tratamiento que sería construida en un área residencial de la ciudad.
-Acá hay que hacer un tratamiento real de las aguas. No colocar un tubo con una reja para que filtre los sólidos. El agua que salé del tubo debe estar tratada y que no nos vengan de nuevo con que el agua del mar hará el trabajo de limpieza, eso es diluir caca en agua. Sentencia Héctor
Origen, el documental
El surf sin personas que registren las piruetas no sería el deporte que genera millones de dólares al año en todo el mundo. De la habilidad de fotógrafos y documentalistas depende la inmortalidad de la maniobra y la venta del “estilo de vida surfer” que tanto le interesa a las marcas de ropa que auspician a los deportistas. Ramón Navarro lo tiene claro y asegura que el estilo es el negocio de sus auspiciadotes.
-Nunca vas a ver a un surfista comprándose tablas en el Alto Las Condes, ni yendo a tiendas para comprarse una polera de 30 lucas si la podís encontrar en la ropa usada.
Pero gracias a los auspiciadotes y fotógrafos, los surfistas pueden dar fe de haber montado una ola “XXL” o mostrar como se desplazan por un tubo.
Rodrigo Farías, desde niño vio como algunos de sus amigos de la playa se transformaron en leyendas del surf nacional.
-Estábamos en carretes o en las típicas fogatas a la orilla del mar y Elvis empezaba a contar historias. Fueron esas historias las que me motivaron a contar el inicio del surf en Pichilemu.
De ahí se compró una cámara casera y grabó las historias que de alguna manera u otra estaban estrechamente ligadas a la llegada del “emisario submarino” a la playa. Editó la sinopsis del documental y suspendió el proyecto para terminar la carrera de publicidad.
-Un día me llaman del festival de Surfilm de San Sebastián (España) y me dicen que “Origen” (nombre del documental) quedó seleccionado entre los finalistas del concurso y que necesitaban el material completo. Yo pa dentro, les dije que en un mes más se los mandaba. Colgué y me puse de cabeza a terminarlo. Al poco tiempo me llaman de Brasil, también pidiendo lo mismo. Fue genial lo que provocó. Han llegado europeos que vinieron motivados por lo que vieron en el dvd. Creo que técnicamente se puede mejorar mucho lo que hice. Pero hay algo en estas historias que las hacen interesantes, además que no es el típico video de surf. Aquí está presente una comunidad que se puede ver destruida por un tubo con caca y cómo desde los surfista se genera un movimiento para detener esta contaminación.

Fuente: The Clinic | Rodrigo Farías

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