No todo lo que aparece en el libro de visitas de “pichilemunews” es desechable. Por fin podemos rescatar un comentario “cortito” pero positivo y que nos permitió darnos cuenta de lo que señala en su comentario.
Señala que al pasar por las esquina de las calles Dionisio Acevedo y OHiggins, donde felicita por la confección de un hermoso mural
Mural que visitamos por una aparte, y posteriormente conversamos con el Director SERNAPESCA, Sergio Cortés Hiriart para que nos contara cómo surgió y a raíz de qué; dándonos los detalles que anotamos para ustedes.
MURALISTA
El autor del mural es el artista pascuense Christian Tuki, quien está por estos lares trabajando y veraneando, cosa que también han hecho otros isleños que han conocido de la magia pichilemina.
Hace alrededor de un mes -nos contó Sergio Cortés- apareció por las oficinas Christian Tuki, quien pasó a saludar a un funcionario y ahí lo conocí y supe que era el autor de trabajos que se exponían por aquellos días en la Sala de Arte “Agustín Ross”. Le tiré una broma y lo desafié a que nos hiciera un mural en el patio exterior de nuestras dependencias. Y dijo por qué no, replicando qué les gustaría ahí. Yo le dije: Quiero una ballena jorobada y un ballenato, porque tenemos unos huesos que pertenecen a ese tipo de ejemplares.
A los pocos días volvió con dos hermosos bocetos a lápiz pasta en un block. Nos gustó el dibujo, llegamos a acuerdo en lo económico y tras un proceso de poco más de dos semanas ahí tenemos el resultado: un hermoso mural, tal como ya ha sido comentado en Internet.
Dándonos más detalles, Cortés nos dijo: “Primero le dio dos manos de soda cática al muro para evitar que posteriormente la humnedad haga florecer la pintura y la estropee. Enseguida pintó la ballena y el ballenato, con colores negro, blanco, azul y turquesa, usando una “pistola aerográfica”. Y finalmente le aplicó una capa de laca para darle mayor protección a la pintura”.
Aunque el nombre de la obra no está escrito, Cortés nos dijo que ésta se llama “Preparando la travesía”.
PARICIÓN
Lo más sorprendente tras el mural, fue conocer algo que no estaba en nuestro disco duro. Ocurre que en el sector de Playa Hermosa sucede un hermoso proceso cada dos o tres años. Viene una ballena -del tipo “Megaptera novaeangliae”- a parir a la orilla de la playa. Ahí nace el ballenato y después la ballena empieza a saltar y mostrar su larga y característica aleta pectoral de color blanco, que es más larga que otros tipos de ballena y, paralelamente la madre le enseña a su cría, a nadar, como métodos de alimentación y sobrevivencia, como tan sabiamente lo saben hacer los seres del reino animal.
Al cabo de siete días el ballenato está preparado para emprender junto a su madre la travesía hacia otras latitudes
”.
Junto al mural, en el piso está parte de los huesos de la cabeza de una de esas ballenas, encontrada hace un par de años en la playa principal del balneario, enterrada junto a las dunas, por una cantidad de años que aún no es posible determinar con exactitud.
Según el director del servicio de Pesca, estos huesos pertenecen al Museo de Historia natural; pero que por razones presupuestarias no han podido venir a buscarla.
Nuestra modesta opinión, sería que una vez que exista el recinto para albergar al Museo de Pichilemu -creado el 7 de Noviembre del año 1997- debieran ser exhibidas para toda la comunidad; pero eso no ocurrirá tan luego, pues todo el material reunido para el Museo durante algunos años está “por ahí” en bodegas o en manos de terceras personas.
Es lo que ocurre cuando la cultura está en un lugar muy secundario en la mente de las autoridades.
