Con diversos actos recordatorio se conmemoró en el día de ayer, un nuevo aniversario del natalicio del bardo más grande de la región: Oscar Castro Zuñiga, el poeta rancaguino nacido un 25 de marzo de 1910 y que falleció a la temprana edad de 37 años, afectado por la tuberculosis.
En efecto, ayer se realizaron actos de homenaje al poeta en el frontis de la Fundación Oscar Castro, institución que preside Isolda Pradel, su esposa, cuyo nombre verdadero es Ernestina Zuñiga Verdugo. Actividad que contó con la co organización de de la Filial Rancagua de la Sociedad de Escritores de Chile.
Hoy, en tanto, a las 17 horas se reúnen el Grupo “Los Inútiles” institución que fundara el propio poeta y que actualmente lo preside el Dr. Juan Villalobos, activo hombre de las letras.
Asimismo, para mañana martes, a las 19 horas, se anuncia un acto en tributo al poeta Oscar castro, denominado “Voy a decir ahora el mundo mío”, dirigido por el actor Néstor Vargas en la Sala Casa del Arte. Y, para el jueves 29 se desarrollará un homenaje en el Liceo “Oscar Castro”, a las 10.30 horas, en el frontis del liceo.
INFIERNILLO
El poeta, hijo de modesta familia de campesinos, nos legó una serie de hermosos poemas -algunos de los cuales fueron musicalizados- como lo es “Para que no me olvides”, “Romance de Barcos y Juncos”, “Romance del hombre nocturno”, “Romance de los Carrera”, “Romance a OHiggins”, en la voz de “Los Cuatro de Chile” y la voz de Héctor Deuvauchelle, entre otras obras que nos deleitaron en los años setenta.
Cabe señalar que -según nuestro versado amigo y hombre de radio- Washington Marín, el tema “Romance del hombre nocturno” ha sido interpretado en varios idiomas. De hecho, entre otros, lo grabó el destacado cantante, músico y compositor italiano Domenico Modugno. Para ser más preciso -nos indica Marín- forma parte del álbum “A esa América”, donde aparece -también- el tema “La Novia” de Joaquín Prieto y que hizo famoso a Antonio Prieto. Y dicho sea de paso, este último tema chileno es el que más ha sido cantado en otros idiomas en el mundo, más aún que “Gracias a la vida” de Violeta Parra.
Oscar Castro también fue uno de los tantos hombres de letras que nos visitaron en sus veraneos junto a su esposa e hija Isolda. Incluso tenemos una foto donde aparece su viuda e hija junto a los balautros del kiosco de músicos (escenario central) y palmeras inconfundibles del Parque “Ross” de Pichilemu.
Y por cierto escribió poemas donde títulos “Infiernillo”, o “Alfarera” son parte de su obra poética.
Por otra parte, sus libros más conocidos son: “Huellas en la tierra”, “La sombra de las cumbres”, “Comarca del jazmín”, “La vida simplemente”, “Llampo de sangre”, “Lina y su sombra” y “Camino en el alba”, lo definen como un poeta, novelista y cuentista de gran categoría. Es por ello que recibe premios, como el Municipal de Santiago y el de la revista Atenea.
Alfarera
Las manos de esta vieja que amasa la greda,
aprendieron sus nudos a los sarmientos
y su color a las avellanas secas.
Ahí está, edificando cántaros,
junto al arroyo pulidor de guijarros,
entre la soledad violeta de la cordillera.
Palpita la quietud, ancha de aroma y cielo,
y aballestan la tarde las ovejas.
Nada más. El paisaje sostenido en la espalda
de esta vieja esculpida en la estera,
que tiene los días muertos en los ojos
y un canasto de sol vaciado en la pollera.
Continúan las manos estirando la arcilla
hacia la forma plena.
Como un pecho del alba, se va volviendo ahora
redonda y morena.
Y la vieja la pule y la eleva.
La vieja que aprendió su actitud a los sauces
y su silencio a las higueras.
Se queda sola, sola detrás del recodo,
sosteniendo el paisaje que converge hacia ella.
