A riesgo de parecer trivial, hoy se cumplen 20 años de un hecho que -para algunos, también pasó a la historia- alegró y emocionó a gran parte de los chilenos y, gestos de orgullo, porque una chilena -por primera vez- había sido coronada Miss Universo.
El 26 de Mayo de 1887, en Singapur, hasta donde había viajado Cecilia Bollocco de 22 años, en representación de Chile con su título de Miss Chile.
Todo el mundo -rectifico- o mejor dicho la mayoría estaba feliz por este logro, en un país acostumbrado a los segundos lugares y virtuales victorias que se diluían en el último momento; transformándolas en honrosas derrotas.
Paralelo a esto, uno de nuestros poetas populares -también eufórico- Raimundo Léon Morales sacaba todo su talento y picardía, para brindarle varias décimas que publicamos en su momento en el Diario La Tercera. La misma que diez años después fuera publicada en el libro “Canto de Puetas”, la antología que cumple hoy -también- diez años publicada por su autor, Antonio Saldías González, a través de la Editora e Impresora “El Promaucae” y que perteneciera a “pichilemunews”.
Momentos de alegría, llanto, emoción que se materializaron en recibimientos, pancartas, papel picado para esperarla en el Aeropuerto Pudahuel, Comodoro Arturo Merino Benítez, cuando meses después podía retornar a Chile con su corona de soberana universal un día 10 de Agosto del mismo año. Hoy en cambio, la misma Cecilia, está sumida en “el ojo del huracán” producto de otras pasiones que la han llevado a las portadas de diarios y revistas -programas de televisión de por medio- y por semanas se ha convertido en uno de los temas recurrentes por una relación que ha quedado al descubierto, tras la publicación de fotografías tomadas por el fotógrafo chileno Angel Mora, en Miami, captándola en situaciones comprometedoras en su residencia del país norteño.
Fotos que, cada vez, van mostrando que -pese a sus derechos de hacer lo que quiera y con quien quiera dentro de la intimidad de su casa- una simple amistad de amigos con un empresario, ya pasan a otro contexto.
¿Debiera escandalizarnos la actitud de Cecilia?. Creo que hace bastante ratito que estas cosas son “pan de cada día” en todos los ámbitos. Y no se saben porque no tienen connotación pública los personajes.
¿Son amantes? ¿Ha sido infiel? Todas las respuestas están demás. Y el resultado -que era previsible, aún antes de “este numerito”- será el divorcio y término de la relación tan especial que “nuestra Cecilia” estaba llevando con el ex mandatario argentino Carlos Saúl Menem.
De una cosa debemos estar claros. Cecilia no imaginó nunca que su desliz de pasión en la terraza de su residencia en Miami, estaba siendo fotografiado. Y, como se ha visto, al parecer fue una “safari fotográfico” que duró algunos días, pues en las fotos publicadas se ve a una Cecilia -con sus mínimos atuendos- de distintos colores ….
HACE 20 AÑOS
“En cosa de gustos no hay nada escrito”. Si bien, a nuestra reina universal en su momento la encontramos “hermosa”, “rica”, “exquisita”, por decir algunos epítetos, contaré algo personal de hace 20 años en que -quizás- coincidirán muchos de quienes conocen a Susana Marín.
¿Quién es ella?
Susana Marín fue la “chaperona” que acompañó a Cecilia Bolocco a Singapur, en representación de la Revista “Paula”, organizadora en Chile del toreno de belleza.
Estando aún Cecilia Bolocco en el exterior -a días de su elección- cumplí una grata misión donde previo a una llamada telefónica, visité las oficinas de la revista en la capital.
Ahí conocí a Susana Marín, con quien conversamos acerca de Cecilia Bolloco, de su relación de acompañante, de sus primeras impresiones como reina y de la alimentación de la Soberana, de sus gustos, etcétera.
Ese fue el objetivo. Saber de voz de la persona que estuvo más cerca viviendo los primeros minutos como Miss Universo de Cecilia Bolocco, ya que la aparición de la Soberana en su país sería mucho más tarde. Y, lo otro, era conseguir un par de fotos de la soberana …..
Cumplí esa misión -en mi calidad de Editor de la Revista “Saber Comer y Beber”- cuya propiedad era de la periodista Rosita Rabinovich, que en sus últimos años trabajaba como crítica especializada de Restaurantes para un diario capitalino.
El resultado de ello salió publicado en el primer número de esa fugaz publicación, que tuvo dos o tres ediciones.
Aparte del deber cumplido, lo más grato fue conocer a Susana Marín. Una morena de porte espectacular, de medidas perfectas, linda de cara: Toda una mujer, acaso un par de años mayor que Cecilia; lo que a estas alturas -pienso- la debe tener tan bien conservada como las líneas de nuestra diva, que vive atribulados momentos, sin saber cómo sortear y salir airosa del verdadero huracán que provocó en cutis, tomando el sol de Miami.
MISS UNIVERSO 1987
Cecilia es la más hermosa
De todito el mundo entero
Se fue a un país forastero
A convertirse en famosa.
Como maceta de rosas
Se le ve con su corona
Por bellísima persona
Con todas sus condiciones
Venció a 70 naciones
Y hoy del mundo es la campeona.
II
En Singapur fue el evento
Muy lejos, país de Asia
Allá llegó con su gracia
Su belleza y gran talento
70 lolas al centro
Y las fue dejando atrás.
Cuando quedan dos no más dijo:
“soy Miss Universo
Por delante o al reverso
Tengo cualquier cualidad”.
III
Medidas de esta lindura
(que causan gran sensación)
Son 90 en la pensión
Y 60 de cintura
Para completar su figura
90 más de cadera
Está en 22 primaveras
En la flor de su belleza
A los lolos interesa
Que ojos ¡y qué cabellera!.
IV
Primera vez en la historia
Escribía un periodista
que una chilena conquista
en cetro con gran victoria
Chile entero a esa hora
Desatan un carnaval
Hasta el mismo Cardenal
Y muchas instituciones
Mandan felicitaciones
A la bella Universal.
V
Un año recorrerá
Por todos los continentes
Dando a saber a la gente
De Chile la realidad.
Varones de toda edad
Le rinden muchos honores
Cecilia no te enamores
De blancos, gringos o negros
Que en Chile ya tienes suegro
Y cometerás errores.
VI
Por fin ya se fue pinteada
A los estados Unidos
Cumpliendo ahí cometidos
Que el concurso le impondrá.
Al final regresará
Con su sueño realizado
Con el billete sobrado
A unirse en matrimonio
Malditos ¡los mil demonios!
Y uno, no estar invitado.
