Por estar fuera de la comuna, nos hemos informado con retraso del fallecimiento de la ex regidora y ex alcaldesa de Paredones, Srta. Mirella Catalán Urzúa (76), siendo despedida con un multitudinario funeral por los habitantes de su querida comuna y que la llevó a ejercer un período como regidora allá por los años 50 y posteriormente en dos ocasiones como alcaldesa antes de 1973. Y, posteriormente, alcaldesa ya recuperada la democracia.
Querida y apreciada por la mayoría, Mirella Catalán Urzúa (DC), era una persona que era respetada por moros y cristianos. Una persona como pocas y -por supuesto, en la comuna- dignas de imitar.
Los funerales se realizaron el jueves recién pasado, con una misa en la hermosa Parroquia de Nuestra Señora de las Nieves -patrona de la comuna- y desde allí se le llevó al camposanto local donde en los diversos discurso de le reconocieron sus méritos y cualidades tanto personales como servidora pública.
No faltaron las promesas de los políticos, pero de ellas -aunque las conocemos- las omitiremos. “Ver para creer”, dijo Santo Tomás.
Aunque atrasado, enviamos a los paredoninos y familiares nuestras sentidas condolencias ante la irreparable pérdida de esta mujer ejemplar.
ÁRBOLES
“pichilemunews” tuvo la ocasión de conocer -aunque brevemente- a la Srta. Mirilla Catalán, cuando junto a otros colegas concejales (Carlos Leyton y Mariano Polanco) -en su momento- y al secretario municipal de Pichilemu, Jaime García) fuimos encomendados para verificar una situación denunciada en una propiedad de Pichilemu, junto a la Escuela El Potrero, de la comuna vecina de Paredones.
Tras constatar los hechos -tala de árboles de propiedad de la Municipalidad de Pichilemu- por parte de una autoridad de Paredones, nos reunimos con la Srta. Mirilla Catalán y el concejal Sammy Ormazábal -hoy alcalde- donde se verificó que el producto de esa tala nunca se supo en el ámbito municipal (venta e ingresos a favor municipal).
Quienes fuimos en esa comisión emitimos nuestro Informe; pero el alcalde de Pichilemu nunca tomó una decisión sobre esos hechos. Recomendamos la venta de la propiedad, con retoños que en la actualidad deben tener fácil unos quince años y que -cualquier día- alguien los va a cortar y -nuevamente- el municipio pichilemino perderá.
No sería difícil pensar que esto haya vuelto a suceder y nadie, tampoco ahora, haya hecho nada al respecto.
