¿APRENDEREMOS ALGUNA VEZ?. ARGENTINA Y EL ÁRBITRO NOS VOLVIÓ A LA REALIDAD

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¿APRENDEREMOS ALGUNA VEZ?. ARGENTINA Y EL ÁRBITRO NOS VOLVIÓ A LA REALIDAD

Si bien la selección de fútbol Sub 20 nos había hecho vivir momentos de gloria en el Mundial de Canadá, anoche -de pronto- todas las ilusiones que habían: ganarle al cuadro similar albiceleste era lo máximo, para luego disputar el título mundial con la República Checa.
Pero, ese sino del fútbol chileno apareció en el partido frente al cuadro argentino. El equipo de todos, la rojita y que creció para convertirse en “rojaza” -como la denominó Pedro Carcuro- se nos fue al hoyo, pese a que debemos destacar que los muchachos cual más, cual menos, aun desesperanzados y heridos, no dejaron de mojar la camiseta, lo que es mucho decir en un seleccionado chileno de fútbol.
Por otra parte, el árbitro alemán que se veía bien en su cometido, evidenció una disposición y criterio distinto para sancionar las faltas de los chilenos. Aquí no está en discusión la expulsión de Gary Medel, quien botó claramente -con un empeñón- al argentino, pero no fue eso lo fundamental para la determinación del juez, sino la reacción que tuvo tras la patada que el argentino desde el suelo le propinó como respuesta. Medel respondió a su vez con una patada que, da lo mismo la potencia o no que tenía. Simplemente reaccionó mal, pues podría haberse quedado sin responder y ahí, el juez probablemente podría haber sancionado al jugador albiceleste. Y la tercera alternativa, era tirarse al suelo -haciendo teatro, cosa que muy bien saben hacer los rivales- y habría provocado casi seguro la expulsión.
Hay que ser objetivos después de todo, aunque Argentina no fue -y gracias a Dios no lo será nunca más- el seleccionado que nos apabullaba desde el comienzo, supieron plantarse en la cancha y jugar de acuerdo al libreto, demostrando una aplicación notable. En cambio, los nuestros -aparte de no dejar caer los brazos y piernas- nunca pudieron hacer un juego que desequilibrara. Solo unas dos o tres ocasiones de gol a lo más. Y -eso sí- una clara falta penal a Vidal que el juez no quiso cobrar, lo que probablemente nos hubiera alentado a algo más.
Igualmente no podemos dejar de mencionar que Vidal no fue el mismo y estaba para “irse” expulsado en cualquier momento, ya que estaba fuera de control. Es más, en un momento tiró desde casi mitad de la cancha un balonazo hacia su propio sector que inquietó -hecho que, para nuestro modesto entender- era para haberlo sacado de inmediato y poner en su reemplazo a Alexis Sánchez, lo que aconteció más tarde, pero Vidal siguió en el terreno.

LO ÚLTIMO
Hay un aspecto que no quiero dejar pasar. ¿Lo que le faltó a Chile será producto a que los medios de comunicación no le dieron toda la cobertura que el tema ameritaba?, ¿O falto algún programa de farándula que no se sumó a la “rojita”?, ¿O fueron las mechitas de algunos que no se tiñeron?, ¿O a Vidangossi le falto un amague para pasar a sus adversarios?, ¿o el corte de pelo que no se hicieron todos?, ¿o los contactos telefónicos o de televisión no fueron lo suficiente?
Podríamos seguir con esta listita de detalles inocuos, que -creo- son precisamente los que permiten que los jugadores se suban a las nubes y se salgan del terreno de juego, lo que inevitablemente hace que estén pensando en la “mina” con la cual quieren salir, a la discoteca o mall al que quieren ir a comprar, o el Hammer o convertible que quieren tener. Y una serie de preguntas estúpidas de “profesionales” que rayan en la imbecilidad.
Todos esos aspectos, a la hora del recuento, PESAN …., aunque usted no lo crea.
Para más remate, los acontecimientos -aún no aclarados- donde los jugadores, dirigentes han sido vejados por los policías canadienses que, por las informaciones que llegan, son a todas luces DESMEDIDAS, como habitualmente lo hacen los “gringos” donde imponen la fuerza.
Y una última cosa. Nuestra idiosincrasia, la raza, es así, en el aspecto competitivo. Cuando factores como mejor equipo al frente, más sapiencia, más oficio, ocurre muy frecuentemente que nos desesperamos y empezamos a mostrar facetas desconocidas.
Esto -a nivel local- también nos ha ocurrido con nuestras selecciones de fútbol.
Recordamos con no poca vergüenza -en Rengo- una selección de fútbol adulta, donde algunos jugadores se salieron de madre, otros parece que habían carreteado toda la noche y no se podían las piernas. Un desastre y, obviamente, perdimos. Todos los hinchas -que viajaron de varias ciudades- nos tuvimos que regresar avergonzados y con la cola entre las piernas. Eso ocurrió más de treinta años atrás y no pocos jugadores -ahora ni de “viejos cracks”- deben recordarse de ese hecho negro.
Más cercano en el tiempo, en Pichilemu, ante una selección juvenil nuestro cuadro -alentado por hinchas y viejos ex seleccionados- perdió en medio de escándalos. Lo peor, era el “consejo” de los ex experimentados locales: denle, péguenles. Es decir los instaban a “no jugar”, a que quedara la tendalada.
Es por ello que surge la pregunta ¿aprenderemos algún día?

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