LA VERSATIL ARTESANÍA PICHILEMINA QUE PASA DESDE LA GREDA, A ….

La artesanía por la cual es reconocida la comuna de Pichilemu -desde siempre- ha sido los utensilios en greda de El Copao, distante a un y catorce kilómetros, de Ciruelos y el balneario, respectivamente.
No obstante a esa artesanía en que por años las artesanas moldearon “la greda y su existencia” con sus manos rugosas pero con el talento heredado de generación en generación; con el tiempo fueron surgiendo otros tipos de artesanía que le han ido quitando protagonismo, al tiempo que -quizás derivado de eso mismo- solo quedan un par de mujeres que siguen con esa tradición.
La mayor parte es atraída por la artesanía en arcilla de Pañul que -desde el año 1993- se empezó a enseñar a los habitantes de esa localidad y Ciruelos, dedicándose ahora no solo mujeres, sino varios varones que “mano a mano” crean moldes y utensilios tanto de carácter doméstico como decorativo y que los turistas aprecian y compran en las mismas localidades, en que casi todas las familias tienen su kiosco de ventas a la vera del camino.
Pero no solo es esta la artesanía que se hace en Pichilemu. Por suerte se ha ido expandiendo y, a la clásica artesanía en “conchitas” -con varios cultores, mujeres y varones- está la que se hace en madera -con figuras relacionadas al deporte estrella de Pichilemu que le sigue al fútbol: el surf- como de muebles y figuras decorativas. Asimismo, las piezas de imaginaría religiosa que realiza el artesano pichilemino Eugenio González Vargas, haciéndolo uno de los pocos cultores en el país en la Policromía.
También, está la artesanía con elementos marinos -conchitas, algas y piedras- con la cual un par de artesanas crean hermosos cuadros en donde queda plasmado no solo su talento, sino también, la paciencia y habilidad para crear los motivos y figuras.
La artesanía en metales y piedras semipreciosos (as) también tiene varios cultores. Desde simples figuras en alambres, aros, collares, pulseras, han ido avanzando a trabajos más finos, donde la plata, el oro -por nombrar algunos metales- van tomando hermosas formas y adornados con piedras preciosas dan vida a anillos, aros, gargantillas, hebillas, entre otras piezas.
Igualmente, artesanos santiaguinos -radicados en la localidad lacustre de Cáhuil- aprovechando materia prima de la comuna -como la arcilla de Pañul- crean hermosas piezas esmaltadas tanto para uso doméstico como decorativas, con notable colorido y calidad.
Por otra parte, no obstante a que casi ya no existen artesanos en paja, por ahí queda un par de ellos que siguen haciendo sillas y sillones con asiento y respaldo de paja; aunque mayormente se les busca para que reparen los muebles ya existentes y que poco a poco se baten en retirada.
También, están las artesanas que hacen obras en mosaico -en donde usan materiales de desecho- y cuyos trabajos son hermosísimos y que, generalmente, los hacen por encargo. Es decir, si no son encargados, antes que los terminen alguien lo ve y lo adquiere. Y si es así, por algo será ….
Y si bien también está radicada una experta “vitralista”, hace algún tiempo está dedicada a otras preocupaciones que le demandan el tiempo. Sin embargo, conocemos algunos de sus trabajos que conserva y donde está reflejado el talento y el sentido artístico.
No tenemos una muestra de todo lo que hemos reseñado, pero si una muestra que le permitirá apreciar -por ahora- que bien vale la pena darse una vuelta en sus próximas vacaciones y buscar la artesanía que más le agrade.