Buscando unas fotos para complementar el artículo nos demoramos en publicar esta sencilla nota de saludo a todos los niños, de la comuna, provincia y región.
A todos muchas felicidades y el deseo que lo pasen muy bien junto a sus seres queridos: padres, abuelos, hermanos.
En los años cincuenta cuando cursaba las preparatorias en el Colegio “Cardenal Caro” muchos niños nos enteramos de la “Semana del Niño” con diversas actividades conmemorativas y recreativas, la mayor parte de ellas al aire libre en los primeros días de Octubre de cada año. Una semana largamente esperada, ya que nos permitía sanamente y sin regalos de por medio, disfrutar con juegos, deporte, entre otras, una semana diferente que después -con los años- se fue perdiendo.
Hoy -el marketing- se ha preocupado de rescatar el Día del Niño y pese a toda la propaganda, publicidad y campañas que -llegan a saturar- uno no logra abstraerse de ello, pues igual uno se acuerda -por una parte- de la infancia, de la de sus propios hijos y, ahora de los nietos, que de solo acordarse a la distancia se humedecen los ojos y se aprieta el corazón.
Sentimientos que, probablemente, le ocurren a millones de padres, madres, abuelos y abuelas, y si no se puede abrazarlos en cuerpo presente, al menos un llamado telefónico para expresar el amor y palabras de buenos deseos a nuestros pequeños.
También, surgen otros recuerdos para quienes de una u otra manera nos han robado el corazón, como han sido aquellos niños que -por voluntad del Creador- éste se los ha llevado tempranamente para tenerlos en su Santo Reino (“Dejad que los niños vengan a mí, que de ellos es el Reino de los cielos”).
Me refiero a esos niños que, producto de enfermedades incurables -tras hacerse todos los esfuerzos posibles- volaron al encuentro de aquel Ser Superior, para gozar en otro lugar lo que no pudieron hacerlo en la Tierra.
Y aunque probablemente hayan otros, el recuerdo más fresco está en los niños de madres pichileminas, de Carlitos Felipe y del niño de apellido Bozo (nieto de los abuelos maternos: don José Romero y doña María Aránguiz).; los que sin duda están gozando de la vida eterna y permanentemente en el recuerdo de sus fasmiliares y comunidad que supo estar, en su momento, apoyando y solidarizando con las respectivas familias.
FELICIDADES -EN SU DÍA- A TODOS LOS NIÑOS DE MI TIERRA
