Con una solemne ceremonia y cargada de simbolismos, el pueblo católico -y participación de otras iglesias evangélicas y protestantes, y de etnias representativas- realizó en la mañana de hoy en la Catedral de Santiago, el oficio religioso de acción de gracias por la patria y aniversario 197 de la independencia nacional.
Con la presencia de las más altas autoridades del país, representantes del Cuerpo Diplomático, feligresía en general y representantes de diversas iglesias cristianas y de pueblos originarios, por cerca de dos horas se dio gracias con cánticos, oraciones y rogativas a Dios por nuestra vida independiente y soberana.
Asimismo, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz en su homilía -al igual como aconteció con el oficio religioso del pueblo evangélico- se refirió a aspectos contingentes, mostrando su preocupación por los hechos de violencia y vandalismo acaecidos, y con la esperanza de mejores días en procura de vivir en un país más justo y equitativo en el marco -que destacó- del cumplimiento del Bicentenario.
El pastor católico abogó por una mejor disposición para encontrar fórmulas de entendimiento entre los gobernantes y oposición, a la vez que aplaudió los consensos en algunos materias, como en la previsión, y en la necesidad de encontrar la manera de que junto con mejorar la educación -que no es solo entrega de conocimientos- se refuercen los valores que permitan vivir con respeto, paz y armonía.
Especial significación tuvo la participación de quince parejas y grupos de personas representativas de actividades, culturas y etnias entre otras, que primero dejaron ofrendas florales. Y acto seguido diversos pastores de iglesias leyeron rogativas, pidiendo por los gobernantes, por la familia y un sinnúmero de acciones a fin de mejorar nuestra vida diaria, siendo un pueblo de hermanos.
COINCIDENCIA
No deja de gratificarnos la coincidencia entre nuestro comentario -al pasar- realizado en el artículo de ayer sobre “Pichilemu y el 18 de Septiembre en el recuerdo”; donde decíamos la falta que hace que en la educación no solo se entreguen conocimientos, sino otros valores, que ciertamente hoy no se entregan, como sí sucedía hasta los años sesenta y que eran parte de lo que nos entregaban los profesores normalistas.
