A raíz de la preocupación expresada por el concejal Roberto Córdova, sobre las reales dimensiones de la propiedad en el interior del Bosque Municipal y de la necesidad de ver un proyecto que lo transforme y mejore como área verde, “pichilemunews” entregó -en días pasados- algunos antecedentes al respecto.
Hoy, los ampliamos basados en la información que hemos encontrado, no sin antes señalar que, en días recientes hemos enviado un extenso mail al alcalde subrogante, Gustavo Parraguez Galarce -con copia a otras autoridades- donde le entregamos amplia información sobre diversas situaciones irregulares, a fin de aprovechar su gestión, para que vea forma de revertir al menos algunas de las situaciones allí indicadas.
Entre esa información, digitalizamos fotocopias -cuyos originales están en archivos municipales- para que conozca antecedentes y sirvan de argumento ante eventuales acciones judiciales. Sin embargo, en ese momento, no encontramos la información de la cabida exacta de la referida propiedad y que ahora tenemos. Por ello, aquí la entregamos.
CONTEXTO
Tras la muerte del impulsor del balneario de Pichilemu, Don Agustín Ross Edwards, ocurrida en Octubre de 1926, el mismo año en que llegó por primera vez humeante una locomotora arrastrando -por primera vez- un tren de pasajeros, el 5 de Enero de ese año; su Sucesión cumpliendo con su voluntad, hizo entrega a la Municipalidad de Pichilemu, de las áreas verdes -Parque, Paseo o Avenida de Las Palmeras (Bosque)- terrazas, terraplenes, escalinatas de bajada a la playa, balaustradas, entre otras obras. Asimismo, las calles y avenidas, como de las áreas verdes contempladas en el Plano de la Población Ross.
Dicha entrega se hizo en el año 1935, luego que la Sucesión nombró a un representante -a través de un mandato especial, con fecha 21 de Febrero de 1935- en la persona de Don José Bianchi Molinari.
BOSQUE
Referente a lo que hoy conocemos como Bosque Municipal, en las Escrituras respectivas y otros documentos legales, se señala: .. “Estas hectáreas de bosques se hallan situadas al Oriente de la Población Ross y debidamente señaladas en el Plano General del Fundo Pichilemu de la Sucesión Ross y comprenden una extensión de más o menos 50.000 m2 dentro de los siguientes deslindes: al Norte, con camino de entrada a la Población Ross por Calle de La Marina (hoy Av. Agustín Ross, frente al edificio del ex Casino); al Sur con bosques de la Sucesión Ross; al Oriente, en 670 metros medidos en línea recta a partir del camino de entrada a la Población Ross y hacia el sur, con alambrado que separa esta propiedad de la Sucesión con terrenos vecinales; y al Poniente, en una línea quebrada que lo separa, calle de por medio (Paseo del Sol), de las Manzanas XXIV, XVIII, XII y VI y, además, con sitio que queda al Norte de la Propiedad del Gasómetro, calle de por medio, con la Manzana I del Gran Hotel, como aparece marcado en el Plano respectivo. De esta extensión de 50.000 m2 se excluye, naturalmente, los terrenos pertenecientes a la Sucesión de Don Evaristo Merino, donde se encuentra construido el denominado Chalet del Bosque”.
CHALET del BOSQUE
¿A qué exactamente se refiere el último párrafo, incluido para precisar sobre terrenos de Don Evaristo Merino y su Chalet del Bosque?
Es pues, sobre los terrenos y construcción en el interior del Bosque Municipal, que hace algunos años fue comprada por Sindicatos de Endesa (hoy Emelectric) y que se dividió en dos Lotes: El Lote 1 cuenta con 3.654, 28 m2.; y el Lote 2 cuenta con 6.156,43 m2. En consecuencia, el total de metros cuadrados de esas propiedades, es de 9.810,71 m2.
Por otra parte, “pichilemunews” recuerda que dirigentes de uno -o los dos en conjunto- de los Sindicatos, enviaron una nota al Municipio donde ofrecían esa propiedad a la Municipalidad a cambio de una extensión de terreno en otro lugar, que se desechó por solicitar que dicha propiedad -en permuta- debía considerar una cantidad de lotes de una superficie mínima, para todos los socios de esos sindicatos y que excedía en demasía el valor de la propiedad entregada a cambio.
De tal manera que la propuesta quedó hasta ahí.
En todo caso, según nuestra opinión, la opción de una negociación futura no debiera desecharse si se exploran otras fórmulas que sean convenientes para ambas partes. Es decir, equivalentes de tal forma que no resulte lesiva para el interés municipal, y a la vez, sea atractiva para los sindicatos dueños del terreno interior.
Ello permitiría, por una parte, realizar allí algo interesante -quizás como sede del Museo de Pichilemu, creado en Noviembre de 1997 y cuyo material está en bodega con el riesgo que “se pierda” (si es que ya no lo está, gracias a la especial preocupación de las actuales autoridades)- y, por otra- darle un atractivo y valor más a esa área verde, concretando el proyecto de remodelación que está durmiendo en la inercia municipal y en la SEREMI del MINVU en Rancagua, junto a otros proyectos financiados en cuanto a su diseño.
Cabe recordar, finalmente, que esos proyectos y diseños arquitectónicos se realizaron, tras el financiamiento logrado por SERCOTEC (con el aporte de M$2.500=), Privados (M$1.000=) y Municipalidad (M$500=); luego que -ante nuestro interés ante el MINVU- se nos dijera que “si Pichilemu financiaba los proyectos de diseño arquitectónico y los presentaba a esa instancia, era más fácil lograr recursos para su realización”.
Recogiendo esa sugerencia, eso fue lo que se hizo: se buscaron alianzas, se financiaron los proyectos de diseño y se presentaron para el financiamiento de las obras. Hasta ahora, solo uno de ellos ha sido financiado, lo que no significa que los otros no se puedan seguir impulsando para que se realicen en un futuro cercano.
Claro, eso significa autoridades que se la juegen -tanto a nivel comunal- como a través de nuestros representantes ante el CORE.
Si eso es mucho pedir, no será precisamente el Papa el que pelee por Pichilemu.
