Nos gusta el fútbol: los jugamos antaño y lo vemos de vez en cuando, pero no somos fanáticos. Por eso que, anoche, privilegiamos asistir y acompañar a una persona que apreciamos: al multifacético Toño Freire, en la presentación de su nuevo libro «Balcones para ver la nieve eterna».
En efecto, pese a que jugaba la selección chilena de fútbol y que mermó la asistencia a este evento cultural, en el auditórium de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, igual llegaron si bien no todos los que esperaba el periodista Toño Freire, lo que entendió perfectamente, incluso de aquellos que se excusaron «por tener compromisos ineludibles adquiridos con anterioridad», lo que generalmente es una mentira oficial de las autoridades sobretodo, la jornada de ayer fue breve, pero tremendamente enriquecedora. Y que aparte de permitirnos apreciar otra faceta de este comunicador social, la fotografía, nos sirvió para reencontrarnos con amigos y personas que conocimos en años pasados.
PRESENTACIÓN
Tal cual decía la invitación -firmada por el decano de la FAU, el académico Julio Chesta Peigna, a quien conocimos en nuestros afanes relacionados con la restauración del edificio del ex casino- y por el Presidente de la Corporación de Profesionales Graduados de la Universidad de Chile, Fernando Sánchez Durán, puntualmente se inició la ceremonia a las 19 horas con la introducción de Juan Lung, coordinador de esa facultad, dando paso tras sus palabras, a la actriz Patricia Larraguibel -que es la esposa del autor- la que fue presentando y dando la palabra a las personalidades de la testera.
Primero lo hizo Fernando Sánchez quien destacó que uno de los suyos -destacado en varios ámbitos de su quehacer- presentara una vez más, un libro tan valioso y de las características en que -ahora- rescata parte del paisaje urbano que paulatinamente va desapareciendo bajo la «picota del progreso».
Luego correspondió el turno a Renato Ahumada, editor de la Editorial Puerto de Palos, quien tal cual lo expresa en la contraportada del libro, resumió el contenido de la obra, señalando «Impenitente observador de exposiciones, explorador dominguero de callejuelas perdidas, piel sensible del portón desastillado, alma sufriente por el ventanal trizado, hace un tiempo decidió plasmar sus inquietudes plásticas en la lente de su cámara, para legar a las generaciones futuras un retazo quejumbroso de nuestra pisoteada memoria artesanal y arquitectónica: los balcones de madera, cerrados y abiertos, que aún sobreviven a la metrópoli».
Tras él, el poeta y periodista Hernán Miranda -que confesó haber pisado las aulas de esa facultad, estando ubicada por allá en Los Cerrillos- expuso su bagage literario con metásfora tras metásfora, dándole el matiz preciso para que posteriormente Patricia Larraguibel nos llevara a recordar trozos de poesías olvidadas de Bécquer en donde el «balcón» de la amada estaba presente y que a la par, nos hizo recordar a «Rapunsel» de nuestros sueños de infancia ida, como a la Julieta Capuleto (¿o Montesco?) desatando la pasión adolescente y trágica en la obra sharpereana.
EL AUTOR
El autor, con su modestia que lo caracteriza -junto con agradecer la presencia de los asistentes y que privilegiaron el cierto «cariño» hacia el autor- brindó los agradecimientos al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, y al Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, quienes lo seleccionaron y entregaron recursos de la versión 2007, permitiendo financiar la obra que los convocaba en ese momento (ayer miércoles 17). Asimismo, en sencillas palabras graficó su experiencia de cómo se fue acercando al tema, con anécdotas salpicadas de nostalgias en territorios lejanos y donde contó el porqué del nombre de la obra: «Balcones para ver la Nieve Eterna».
Fue así cómo resumió: «En más de una ocasión, estando en el exilio y sobretodo cuando teníamos una copa, era casi impajaritable no recordar a nuestra patria lejana y vedada, ya con recuerdos de los idos y vivos, como a través de la música. Y en esto último, siempre estaba una de las tantas creaciones de Joaquín Prieto, e interpretadas por su hermano Antonio Prieto. Es desde allí, del tema «Huija» que surgió el nombre de este libro, pues deberán recordar que sus versos finales dicen: «… quiero sentir en mi mano chorrear una empanada y en mi suelo subirme a los «Balcones para ver la Nieve Eterna».
Debemos decir en honor a la verdad que, pese a haber escuchado el tema indicado en varias ocasiones, las palabras puede que no sean exactamente como el suscrito las ha recordado; pero la idea expresada por Toño Freire es esa. «pichilemunews» -pese a los años- no usa ahora su grabadora, sino tiende a confiar en el disco duro personal, que no siempre registra todo al dedillo, pero lo importante es que lo esencial de la idea está en las palabras entregadas.
EXPOSICIÓN
Pero no todo fueron palabras, sino que tras reiterar los agradecimientos, Toño Freire invitó a un salón contiguo a conocer las fotografías en blanco y negro, que nos permitió no solo valorar las bellas tomas de las construcciones, donde además nos informa de sus constructores y de la historia que hay en cada una de ellas, sino también reencontrarnos con amigos y conocidos, tal como lo expresábamos al principio. Y también reconocer a algunos personajes que -ya en la televisión, en el teatro- alguna vemos vimos actuar.
De partida a nuestro coterráneo Manuel Pacheco quien actualmente tiene una relación de trabajo -a través de su actividad académica- con el periodista Toño Freire, en la sede del instituto que este creara hace ya varios años, retornado de su exilio. También saludamos al ya octogenario y ex basquetbolista y seleccionado nacional Juan Ostoic -el autor de los Puzzles del diario La Tercera- a quien conocimos justamente trabajando en ese medio, cuando el suscrito llegaba a dejar personalmente a esa casa periodística sus artículos cuando desempeñamos la corresponsalía -primero para Pichilemu, desde el año 1975 al 1979- y después para toda la provincia Cardenal Caro, hasta renunciar voluntariamente en el año 1992 cuando entramos a la arena política.
También al maestro y fotógrafo Julio Bustamante quien ya está jubilado de esa actividad que no solo lo llevó por ese diario nacional, sino que por otras publicaciones. No obstante, don Julio nos informó que sigue colaborando para algunos medios en reportajes especiales.
También nos encontramos con el periodista Francisco Villagrán, ex Relacionador Público de la Feria del Disco a quien tuvimos como invitado en el jurado del Primer Festival de Talentos Musicales (2003) junto a otras destacadas personalidades, como la bailarina Irene Bustamante -pareja de baile del actor Francisco Reyes, del programa de TVN- entre otros.
Divisamos también a Jacqueline Boudón, actriz e hija de aquel gran actor Jorge Bordón. Y como ya indicamos a la actriz y esposa de Toño Freire, Patricia Larraguibel a quien conocimos allá por el año 1988 cuando el Club Aéreo de Pichilemu auspició la presentación de la obra teatral «Tres Tristes Tigres» y en la que participaba junto a Schlomit Baytelman, Jaime Azócar y Víctor Rojas.
Cuando la saludamos y le recordamos el hecho, con simpatía nos dijo «Huy, eso fue cuando era una niña ..». Lo más interesante son los comentarios inolvidables de esa estada en Pichilemu, donde no solo actuaron sino que les permitió conocer Punta de Lobos y Cáhuil donde fueron invitadas por Patricia Quinteros a tomar «onces» al establecimiento de sus padres y donde junto a los actores mencionados y otros amigos tuvimos el privilegio de acompañarlos y ser testigo de las atenciones.
El año 2004 realizamos el Segundo Festival de Talentos Musicales -con auspicio municipal como el primero- y ahí invitamos a
través de nuestro amigo, compositor y cantautor Nano Acevedo, a Toño Freire como integrante del Jurado. Ahí supimos de la conexión con Patricia Larraguibel a la que le enviamos con él, los amarillentos ejemplares de las notas que hicimos en el periódico PICHILEMU sobre la obra teatral y estada en Pichilemu; las que ahora agradeció directamente. Y si bien no le prometimos, le enviaremos algunas fotos no publicadas que tenemos en nuestros archivos.
En resumen, una jornada que nos permitió conocer más de nuestro patrimonio arquitectónico que está desapareciendo, pero que al menos perdurará en nuestra memoria y de futuras generaciones a través de las fotografías que contiene esta obra. Y que -a través de las bibliotecas del país- quedará disponible para que sean conocidas y apreciadas por todos quienes quieran empaparse de este interesante material.
Material que -en una sinopsis fotográfica- esperamos en días próximos mostrar algunas fotos, como del acto de su lanzamiento, cuyo material -este último- ha sido entregado gentilmente a «pichilemunews».