SIN AVIÓN EN VUELO PERO CON AERÓDROMO OPERATIVO, EL CAP LOCAL CUMPLE HOY 43 AÑOS DE VIDA. ¡IGUAL UN

Nada menos que 43 años de vida cumple hoy el Club Aéreo de Pichilemu, CAP, desde que el 2 de Noviembre de 1964 fuera creado por visionarios vecinos, autoridades y funcionarios públicos de aquella época.
Aunque estos cuarenta y tres años no nos encuentra en el mejor pié, ello no significa que esté muerto -como algunos vecinos quisieran- sino simplemente está en una etapa en que, por diversas circunstancias, no tenemos avión en vuelo.
El avión 150 de instrucción, el Cessna biplaza, fue llevado al ex aeródromo Los Cerrillos para que se le realizará un presupuesto de reparación, cuando la prepotencia gubernamental cerró las instalaciones que fueron donadas por la Fundación Guggenheim para que esos terrenos fueran destinados al desarrollo de la aviación.
Es por ello, que el presidente de la institución -piloto Renato Jaramillo Arriagada- debió dejar el avión “guardado” en las instalaciones del Museo Aeronáutico que sigue funcionando allí junto al Camino a Melipilla casi esquina de Avenida Departamental. Es decir, que si alguien va a esas instalaciones, verá nuestro avión.
No obstante a lo anterior y a los planes del directorio, el aeródromo municipal -que administra el CAP, mediante un Comodato- se encuentra activo, se encuentra operativo y al servicio de los clubes aéreos civiles y de aviones particulares, todos los cuales según la legislación vigente, lo hacen gratuitamente, sin que ello signifique un beneficio al club aéreo local, sino un beneficio para el turismo ya que son pocos los balnearios que poseen un aeródromo tan cercano al centro urbano.
Lo que en otras partes es una molestia, esta es una ventaja que -por la poca visión de las autoridades- no se ha podido potenciar, por cuanto el club aéreo se ve impedido de planificar actividades y eventuales inversiones, ante la amenaza de erradicación de esta infraestructura aérea.
Aunque suene a una institución “alicaída” el solo hecho de tener operativo el aeródromo es un logro. Y esto no es excusa ni un descargo, pero hay ciudades mucho más grandes e importantes que Pichilemu y sus clubes aéreos -por desgracia- están en el suelo. Por ello es que con todas las dificultades actuales, tener el aeródromo operativo es un gran mérito.
Esperamos que los cambios sucedidos en el municipio alejen esa amenaza, por cuanto era manifiesta que detrás de esta amenaza era claro el NEGOCIO que querían realizar algunos, en el intento de cambiar el uso del aeródromo para construir allí otro tipo de instalaciones, ajenos a la voluntad del donante, que “donó” esos terrenos expresamente para el uso de la aviación. Y, en el caso de que por Decreto Supremo se suprimiera, solo se puede destinar a construcción de áreas verdes y de juegos; pero NUNCA A VENTA DE TERRENOS Y CONSTRUCCIONES. Así lo señalan imperativamente la Escritura de Donación, una de cuyas copias tenemos en nuestro poder.
Desde este espacio virtual, el deseo que junto con cambiar “los aires” en el municipio local, las condiciones de vuelo para el CAP mejoren y se pueda remontar un vuelo progresivo.
Asimismo, un saludo a aquellos viejos dirigentes que aún están presente, tales como el primer presidente, piloto Tulio Barrantes; Fernando Escobar Hevia, Carlos Echazarreta Iñiguez, Antonio Zamorano, Froilán Araya Madariaga, Ramón Lizana Galarce, Patricio Saldías González, Humberto Miranda Vargas, Eduardo Saldías González y “pichilemunews”, todos los cuales han tenido el honor y orgullo de dirigir a esta institución.
Asimismo, a destacados socios y pilotos como: Lino Vargas Jorquera, Jorge Garcés Daille, Patricio Medina (Q.E.P.D.), Héctor Soto Muñoz, Mario Ampuero (Q.E.P.D.), entre muchos otros.
Igualmente, recordar a pilotos -que no siendo socios del CAP- estuvieron cooperando y volando para el Club Aéreo, como Luis Aránguiz y Eliseo Azócar (ambos fallecidos en accidentes áereos, el primero en Bucalemu y el segundo entre Tobalaba y Los Cerrillos).
Son muchos más, pero la memoria es frágil y ya habrá una ocasión de hacer justicia.