UNA COINCIDENCIA: LA PERLA "ESCONDIDA" Y LA PERLA MAULINA

Realiza una donación a la Enciclopedia Colchagüina para poder preservarla
UNA COINCIDENCIA: LA PERLA “ESCONDIDA” Y LA PERLA MAULINA

En este moderno país, mientras más se quiere asemejar a otros, ser vanguardista en temas que por décadas -más bien, siglos- han sido tabú, es solo discurso, porque el que dice la verdad pura, finalmente es el que pierde. Y, aunque lo sabemos, así seguiremos per se.
Y como es tema contingente, rescato de Chávez, la cita que hizo del Padre de la Patria uruguaya, José Gervasio Artigas, al momento de su controvertida participación en la reciente Cumbre: “Con la verdad no ofendo, ni temo”.
Es lo que pasa en muchos ámbitos. Por ejemplo: Ayer fueron los carabineros que fueron dados de baja por ser “gay”. ¿Cuántas veces no se sabido de oficiales que han estado en fiestesitas?, según algunos, verdaderas bacanales al estilo de la película la “Noche de los Generales” ¿Y a éstos los han echado de la institución, qué les pasó, o finalmente los destinaron a regiones?, donde el diablo perdió el poncho y “aquí no ha pasado nada”. Como ha ocurrido con otros “condoros”. También ha pasado con algún Juez por ahí. ¿Y qué ha pasado?
También está el caso de la integrante -aún- del Ejército, Marisol Vargas, quien pese a que está iniciando su propia batalla, lo más seguro -aunque sea dueña de la verdad- es que se irá a la cresta; mientras oficiales de la institución lo más seguro es que salgan indemnes o, a lo más, les den unas “anotaciones” en su hoja de vida.
¿A qué vamos con estas reflexiones, con estas preguntas?
Bueno, por algo hay que empezar, para hablar de un tema que nos ha llamado la atención en la prensa. El caso de Perla, la futura porno star chilena, que ha emergido desde Constitución a ser conocida “on line” y que ha sido reclutada por el autor de cintas de ese tipo, Leonardo Barrera, un ex concejal radical, hoy director de cine triple equis chileno.
¿Por qué hablar de este tema? Porque esta “Perla” -contradictoriamente un “diamante en bruto”, según el cineasta- lleva el nombre de una bailarina de topless que también era de la Séptima Región -Curicó más exactamente- y que “pichilemunews” conoció el año 1982, nada menos que en la “Perla del Norte”: Antofagasta.
En estricto rigor, precisamos, nos la presentaron, después de verla bailar y, posteriormente, estuvo en nuestra casa nortina y pasamos una tarde en familia en la playa La Portada de Antofagasta.

ESCONDIDA
Estando trabajando en el Proyecto Escondida, desde el año 1981 al 1983, en un momento prácticamente la mayoría de mis compañeros y trabajadores que regresaban del descanso, después de estar varios días en el campamento del mineral en etapa de exploración, uno de los temas más recurrentes -entre otros- eran los topless que habían en Antofagasta. Y donde había casi unanimidad para darle la mejor nota a PERLA, una bailarina que por su encanto, belleza y dotes de bailarina ejercía la mayor atracción de los parroquianos.
Un compañero dibujante -cuyo nombre cambiaremos por el de Gabriel- subió al campamento más feliz de los habitual, simplemente porque sintió curiosidad por conocer a Perla y -según él- no era exageración de que ésta realmente era una “hembrita” que deslumbraba. Al siguiente regreso de su descanso (o bajada a la ciudad) llegó con la novedad que ya podía decir que era uno de sus amigos y que era súper sencilla, corriente, nada de tirada como algunas suelen ser. Lo que obviamente nos despertó la curiosidad y como llegó a ser tan evidente, este compañero nos dijo a varios: “Cuando coincida nuestra bajada, nos ponemos de acuerdo y vamos juntos a conocerla. ¿Les parece?”.
La respuesta de unos cuantos fue: ¡listo!
Nuestra primera experiencia con este tipo de espectáculo había sido un par de años antes, en Santiago. Ahí, junto a otro compañero -que trabajaba en el mismo servicio de la Universidad de Chile- que era como el personaje de “Canitrot” (del Japening con Ja), nos llevó a conocer este negocio que recién estaba apareciendo en la capital del país. Y que hoy es un “negocio de exportación”. La verdad que personalmente no ejercía una real atracción, sino más bien, curiosidad por ello.
Tres años más tarde, ahora en el norte del país, junto a la curiosidad de conocer a Perla, estaba además la promesa de nuestro compañero de presentárnosla, de conocer un poco más a esta estrella del baile. Así que no pasó mucho tiempo en que algunos días de descanso coincidieron. Nos pusimos de acuerdo y llegamos tres compañeros a presenciar la jornada. Vimos el show de seis u ocho muchachas, la mayoría entre 18 y 22 años, rubias, morenas. Todas muy buenas mozas, pero sin duda que los aplausos más efusivos se los llevaba Perla, que en verdad lucía espléndida, extraordinariamente hermosa. Tenía una hermosa cabellera negra, de pelo liso y con una chasquilla estilo Cleopatra, la gracia de una gacela, tez blanca, de unas líneas muy delicadas. Sin tener quizás las medidas perfectas, era muy armónica en su anatomía. Bailó un tema muy sensual y, cuando en medio de la penumbra reconoció a nuestro compañero y guía, se acercó a la mesa a bailar más cercana que a otras, sin decir palabra ni nada; yéndose tras su performance en medio de los aplausos.
Y muy luego, mientras estaba bailando otra compañera, muy sutilmente y con un vestido que cubría su traje de actuación llegó a la mesa a saludar a su amigo. Y este ahí nos presentó a quienes le acompañábamos.
Estuvo un rato compartiendo y cuando faltaban dos o tres bailes para su turno nuevamente, pidió permiso para retirarse y prepararse para su nueva presentación. La que vimos. Un nuevo baile, nueva performance, tan sensual o más que la anterior.
Obviamente que nuestro regreso y nuestros comentarios hicieron que otros compañeros fueran a verla, a conocerla.
A un par de meses de esa experiencia, el mismo compañero me confesó: “Te cuento un secreto. Estoy pololeando ni más ni menos que con aquel monumento que conociste”.
¿Qué?, ¿de verdad o estás bromeando?, le repliqué.
– “Verdad, si no me crees juntémonos en Antofagasta y sales de dudas”.
Así fue no más. Lo invité a almorzar junto a su “polola” a nuestra casa y planificamos que después iríamos a la playa.
Lo que efectivamente ocurrió y tras el postre y dejar la loza lavada, fuimos a la playa. El con su polola, yo con mi esposa e hijo, rumbo a La Portada, hacia el norte de Antofagasta. ¿Está demás decir que durante el almuerzo y en la playa jamás se tocó el tema de Perla?
Pues bien, ya durante el campamento minero otra vez, este compañero me preguntó: ¿Qué te pareció la Perla artista, y mi polola?
– Totalmente diferente. ¿Era realmente Perla?
Mi respuesta hizo reír a mi compañero, al tiempo que me decía: “Pero obviamente que era ella. Solo que ahí no estaba con maquillaje y el nombre que usó en tú casa, es el verdadero. No iba a decir que se llamaba Perla, si ese es su nombre artístico”.
Físicamente se parecía, pero a pese a mis dudas iniciales, me convenció que era aquella Perla maravillosa, la cual aún mantenemos en la retina y disco duro.
Es por ello que el nombre de esta otra “perla” maulina nos hizo gatillar este recuerdo de nuestra segunda estada en el norte grande (1981-1983). Antes habíamos permanecido un año en Iquique (1970), otra ciudad de la que guardo entrañables recuerdos, que muy a pesar de algunos, quizás, seguiremos recordando y quizás, otras anécdotas antofagastinas.

Total
0
Shares
Publicaciones relacionadas
Realiza una donación a la Enciclopedia Colchagüina para poder preservarla
error: Content is protected !!