ORQUESTA SINFÓNICA INFANTIL-JUVENIL: UN NUEVO SUEÑO HECHO REALIDAD CUMPLE LA COMUNA PICHILEMINA

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ORQUESTA SINFÓNICA INFANTIL-JUVENIL: UN NUEVO SUEÑO HECHO REALIDAD CUMPLE LA COMUNA PICHILEMINA

Uno de los recuerdos más persistentes de una temporada veraniega, en mi niñez, era la atracción de las Bandas de Músicos -Militares en algunas ocasiones, pero en la mayoría de las veces la Banda del maestro Durán, cuyo nombre de pila borró el tiempo- y la admiración por quienes tocaban uno y otro instrumento.
Este último venía desde San Vicente de Tagua Tagua, primero, y desde Santa Cruz durante sus últimos años, formando a cientos de músicos, algunos de los cuales llegaron muy alto.
Estando en la Escuela “Cardenal Caro” -cuando se organizó una Banda de Guerra- nos integramos a ella como “cajista” y sin duda fue un poco por la influencia e influjo de aquella admiración. Años más tarde, estando en humanidades, en el ramo de “Técnicas Manuales” entre las cosas que hice, fue construir una “guitarra eléctrica”, donde en lo único que pedí ayuda fue en el “brazo”, donde recurrimos al tío guitarrista Oscar González Becerra. Compramos los clavijeros, cuerdas, cápsulas, potenciómetros, vibrato y hasta un pequeño equipo amplificador.
Aparte de unas pocas “posturas” y punteos de “Morir un poco” (el tema de la película del mismo nombre, compuesto por Nano Vicencio) no aprendimos más.
Varios años después, 1997, como una manera de canalizar esa admiración por la música y las Bandas Instrumentales -y que Pichilemu no tenía ni siquiera una Banda de Guerra para amenizar los desfiles cívicos- fue que a través del escritor y poeta colchaguino, nuestro amigo José Vargas Badilla, éste me contactó con un músico sanfernandino de apellido Jaramillo.
Le conté del proyecto que quería presentar en el Concejo Municipal para crear una Banda Instrumental y éste se mostró interesado. Quedamos en que gestionaría su participación en una reunión del Concejo Municipal y tras quedar en tabla el punto le avisé para que asistiera.
Tras exponer el proyecto, se le dio la palabra y empezó a apoyarlo, dando además algunas ideas complementarias; sin embargo no fue suficiente como para que el Concejo Municipal diera su aprobación.
Es por ello que, de tanto en tanto sacaba el tema en otras sesiones, en Puntos Varios, pero no fue hasta tres años después que se aprobó un día 7 de Enero de 2000.
Ocurrió que el 22 de diciembre de 1999 nuevamente hubo que invitar a la Banda Instrumental de San Vicente de Tagua Tagua, con el maestro y músico Manuel Toro, para darle el marco de solemnidad a la conmemoración de un nuevo aniversario comunal.
Estábamos el alcalde y concejales embelezados con el repertorio de la mencionada agrupación musical sanvicentina. Y, ahí, en medio de los aplausos les dije más o menos así: “Extraordinario, ¿verdad?”, a lo que la mayoría asentía. Y acto seguido, repliqué: “¿Ustedes creen que los niños y jóvenes pichileminos no podrían llegar a tocar como ellos?”. No hubo respuesta. Pero seguí: “Lo único que tenemos que hacer es contratar a un profesor y músico, quizás dos, y adquirir instrumentos, los que se puede lograr a través de proyectos …”.
No obstante que la actuación seguía y los aplausos también, no me preocupé más en seguir comentando. Pero interiormente tomé una decisión y me dije: “Terminada la presentación saludaré a su director y junto con felicitarlo por su labor, le contaré del proyecto inconcluso de una Banda Instrumental para Pichilemu y le preguntaré si él puede apoyarnos …”.
Así lo hice e inmediatamente transmitida la idea, el músico y director Manuel Toro dijo que contara con toda su colaboración. Y me agregó: “Tengo a la persona precisa para iniciar este proyecto”. Me dio su teléfono y me pidió que lo llamara en un par de días más para darme novedades.
Cuando le llamé, me dijo: “Don Washington, conversé con la persona que le hablé. Está dispuesta a participar del proyecto”.
Como en la primera ocasión de tres años antes, gestioné el Punto en la Tabla de una sesión del Concejo Municipal –con el apoyo de dos o tres concejales- y luego de ello les avisé para que asistieran a ella.
Tempranito aquel día 7 de Enero de 2000 apareció el músico Manuel Toro con el cual nos habíamos puesto de acuerdo, acompañado de su colega el músico Erasmo Peña Leiva, quien además era Instructor de Bandas y militar retirado del Ejército con un vasto currículo y trayectoria profesional que respaldaban su trabajo.
Llegado el punto, expusimos nuevamente y luego conocimos del apoyo del músico Manuel Toro y, enseguida, de la disposición del otro músico quien expresaba su interés de venirse a residir con parte de su familia a Pichilemu para realizar mejor su labor, que requería de muchas horas de dedicación para trabajar.
Se dio un ambiente tan positivo que se acordó unánimemente en ese acto aprobar la creación de la Banda Instrumental. Y los detalles de la contratación, estando presente el jefe del Daem, se conversarían directamente con él, para empezar cuanto antes a trabajar.

¿Y LOS INSTRUMENTOS?
En parte de la exposición de los músicos y estando en conocimiento que el municipio no estaba en condiciones de adquirir los instrumentos necesarios en forma inmediata, ambos dijeron que no era primordial ni esencial contar con ellos desde el principio. Había una etapa de aprendizaje de teoría, lectura de música entre otros conceptos. Y tras unos meses, según “un ajuste presupuestario” se podrían adquirir parte de los instrumentos, al tanto que se postularía un proyecto para tal efecto al FONDART. Ambas cosas se hicieron y en Fiestas Patrias del mismo año debutó oficialmente la Banda Instrumental, con un par de marchas en su repertorio.
El director de la Banda Instrumental precisó de músico ayudante y se contrató. Después de un tiempo, el músico ayudante fue cambiado por Eduardo Moyano Espinoza, ex músico de la Banda Instrumental de la Fuerza Aérea de Chile, quien es -desde el año 2003 aproximadamente- el Director en reemplazo del anterior.
En este sucinto relato con toda justicia debemos señalar la voluntad positiva -aunque con un atraso de tres años- que finalmente prevaleció en el alcalde de entonces -Jorge Vargas González- y de los concejales en ejercicio: Aldo Polanco Contreras, Mariano Polanco Galarce, Carlos Leyton Labarca y Mario Bichon Cáceres.
Igualmente en el papel y labor desempeñada en los primeros tres años, de su director, el músico Erasmo Peña, quien formó a un nutrido número de niños y jóvenes pichileminos de ambos sexos; muchos de los cuales tras permanecer hasta el cuarto año de educación media, se fueron a estudiar diferentes carreras; aunque unos pocos siguen ligados a la música no sólo como un hobby sino como su profesión.
Lo mismo ha acontecido de la mano del actual director, quien este año logró que dos jóvenes pichileminos ingresaran a la Banda Instrumental de la FACH.
Y reconocerle a ambos músicos -Peña y Moyano- las hermosas presentaciones no solo en Pichilemu, sino en varias comunas de la región, como también en Santiago, con visitas a un programa de televisión, al palacio de La Moneda, en la Estación del Metro Universidad de Chile, en la Plaza de Armas de Santiago. Como también en Tatoo Musicales de la comuna de La Granja y en Machalí, dejando en alto el nombre de nuestra comuna.
A todo ese orgullo acumulado en estos más de siete años, debemos agregar el gran paso que se está oficializando hoy, al concretarse el debut oficial de la Orquesta Sinfónica Infantil-Juvenil de Pichilemu, teniendo como base a la Banda Instrumental y Jazz Band Municipal creada el 2007.
Y, finalmente, no podemos dejar de destacar también el apoyo de los padres y apoderados de los integrantes de la agrupación, que siempre han estado apoyando a sus “hijos artistas”; como también a los diferentes Escuelas
, Liceo y Colegios de la comuna que ha dado las facilidades -unos más que otros- para que sus alumnos integrantes puedan “ensayar” y ser partícipes de este proyecto que tiene por delante muchos y nuevos desafíos.
Eso requiere por cierto, de un renovado apoyo y compromiso de los padres, apoderados, directores de escuelas, liceos y colegios; y principalmente, de las autoridades comunales y de otra índole, para que pueda trabajarse en mejores condiciones y con más profesores, para que el progreso sea más significativo en todo sentido.
Finalmente, el debut de hoy, debe constituirse en una fecha histórica, como un singular regalo a un nuevo año en la vida comunal, del cual debemos -con orgullo- congratularnos quienes le hemos dado un respaldo inclaudicable para que el arte y la cultura sea una expresión permanente, a través del talento de estos niños y jóvenes pichileminos, materializado en el paso de cientos de ellos.

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