Recordábamos y sabíamos que algo más sobre lo sucedido aquel 21 de diciembre de 1907 salía en un documento, hasta que buscando lo encontramos. Se trataba de un libro gráfico denominado “Historia de Salitre y Mar – Iquique y La Pampa” que se nos obsequiara a quienes asistimos, el año 2003, al Congreso de Alcaldes y Concejales de la Asociación de Municipios de Chile.
Aparte de hermosas fotografías que testimonian ese glorioso pasado del puerto iquiqueño y de las Salitreras de Tarapacá, también se mencionan diversos acontecimientos y hechos que marcaron la historia ligada al “oro blanco”. Y, cómo no, la masacre de obreros salitreros realizado en un día como hoy -21 de diciembre- de hace 100 años, también era parte de este libro.
No agregaremos ningún comentario más, sino lo que se expresa textual en esta publicación ya citada. No obstante, haré un alcance: Cerca de cuatro años después de este negro suceso, llegó a Iquique un pichilemino; el que -aparte de su labor netamente pastoral- se “enfrascó” en un “mete y ponga” con una peruana -Belén de Zárraga- a raíz de sus encendidos discursos liberales y anticlericales, ya en conferencias o en la prensa escrita, y donde el Vicario Apostólico era blanco de sus ataques habitualmente. De todo esto, prepararemos un artículo próximamente, basados en el libro de un sacerdote belga que investigó y estudió ese período, escribiendo luego el libro “José María Caro, Vicario Apostólico de Tarapacá”. Uno de cuyos ejemplares tenemos. Ahí salen citas textuales, cuyo tono -de seguro- sorprenderá por ambos lados.
Santa María de Iquique
El 21 de diciembre de 1907 tiene lugar la masacre de cientos de obreros del salitre en la Escuela Santa María y Plaza Manuel Montt, marcando la irrupción del Estado en un territorio caracterizado por la supranacionalidad de empresarios (ingleses, principalmente) y trabajadores (chilenos, peruanos, argentinos; aymaras, quechuas). La busca del ejemplo drástico, llegando al terror, en que se empecinaron los salitreros, imposibilitó la salida no violenta, acallando con la metralla las justas -y por lo tanto, nunca desmedidas- demandas de los obreros que permanecen arraigados en la memoria popular, trascendiendo, incluso, las fronteras. Y no fue solamente la escuela el escenario (de) la violencia: los episodios de La Coruña y Maroussia, dejan profundas marcas en la memoria de los pampinos, en un capítulo largamente negado en la Historia Nacional.
Cabe señalar que las primeras organizaciones de obreros se realizan en el norte. En 1890 los lancheros inician una temprana huelga en Iquique, que se expande a las caletas y la pampa misma y, hacia 1900 organizan la Combinación Mancomunal de Obreros, llenado a generar (en) el Presidente Riesco las primeras leyes sociales. Vinculado al mismo movimiento, surge una abundante prensa y actividad cultural obrera, e incluso, hacia 1913 motivadas por las conferencias de Belén de Zárraga y políticas liberales, nacen las primeras organizaciones feministas.
No pasaron muchos años desde los hechos de Santa María, para que, en 1910 y años siguientes. Grupos de exaltados nacionalistas reunidos en las Ligas Patrióticas, al amparo del poder político, procedan a chilenizar, violentamente, los territorios incorporados, intimidando y desarraigando a todo aquel o aquello que fuese a pareciese peruano.
La soberanía se instaló así en forma, no sólo en Iquique, sino que en Tarapacá. El sistema educacional y el servicio militar completarán, en las décadas siguientes, la tarea de integrar y homogeneizar esta parte de Chile que había mantenido, hasta entonces, su condición de crisol de nacionalidades.
PETITORIO DE LOS OBREROS HUELGUISTAS (Extracto)
– Aceptar que mientras se supriman las fichas y se emita dinero sencillo cada Oficina, (ésta) reciba la de otra oficina y de ella misma a la par ….
– Pago de los jornales a razón de un cambio fijo de 18 peniques.
– Libertad de comercio en las Oficinas en forma amplia y absoluta.
– Cierre general con reja de fierro de todos los cachuchos y chulladores, so pena de pagar 5 a 10.000 pesos de indemnización a cada obrero que se malogre.
– En cada Oficina habrá una balanza y una vara al lado afuera de la pulpería y tiendas para confrontar pesos y medidas.
– Conceder local gratuito para fundar escuelas nocturnas para obreros.
– Que el Administrador no pueda arrojar a la rampla el caliche decomisado y aprovecharlo después en los cachuchos.
– Que el Administrador ni ningún empleado de la Oficina puedan despedir a los obreros que han tomado parte en este movimiento, sin un desahucio de 2 a 3 meses, o una indemnización en cambio de 300 a 500 pesos.
– Que en el futuro sea obligatorio para obreros y patrones un desahucio de 15 días cuando se ponga término al contrato.
