Una de las plumas del periodismo deportivo más destacadas de nuestro país falleció ayer, en horas de la mañana: el maestro Julio Martínez Pradanos, quien a la edad de 84 años dejó de existir en su hogar, tras su última crisis que lo había llevado a una clínica. No obstante, sus familiares ya estabilizado se lo habían llevado a su hogar, donde murió.
Había nacido en Temuco el 23 de junio de 1923. Cientos de personas, hoy en el velatorio en la Parroquia Divina Providencia, comuna donde residía con su esposa Norma González, le dan su último adiós a este hombre que gran parte de su vida la dedicó a la radio donde marcó a varias generaciones con sus relatos -primero- y sus acertados comentarios, saltando a la televisión donde no solo estuvo en programas deportivos, sino de diversa índole donde su sabia palabra destacaba («A esta hora se improvisa», «Almorzando en el 13», entre otros), aparte de ser cabeza del equipo de transmisiones deportivas por años; pero nunca abandonó la radio ni el periodismo escrito donde LUN lo tuvo por muchos años; terminando en el vespertino La Segunda del mismo pool periodístico.
«pichilemunews» que le conoció «radialmente» allá por los sesenta y tres -cuando fuimos parte de los socios fundadores del Club Deportivo «Independiente» y miembros del primer directorio- era uno de los tantos jóvenes que religiosamente escuchábamos sus comentarios diarios en la emisora «Agricultura», en una radio armada por el socio Daniel Araos, cuando el club estaba recién en sus primeros meses de vida.
Asimismo, a raíz de la admiración a este hombre de letras -que ganó múltiples premios: Premio de la Academia Chilena de la lengua (1988), Premio Nacional de Periodismo (1995), Premio Nacional de Periodismo Deportivo; aparte de numerosas distinciones y homenajes que recibió en vida- hizo que le tributáramos un artículo en homenaje a este hombre que se distinguía por su mesura y rica capacidad para improvisar notables discursos como aquél memorable de la primera Teletón donde dejó a todo Chile llorando.
El 12 de noviembre del año que acaba de terminar fue el día en que le brindamos nuestro modesto homenaje y, si usted no lo leyó, es cosa solo de revisar esa fecha para ello.
Todo lo que escribamos sobre él, nos quedará chico, corto, a los elogios que se merece.
Ya ayer en la tarde, apenas de conoció la noticia inminente, leemos en Cartas del vespertino La Segunda, donde un lector propone al menos tres alternativas para rendirle un homenaje póstumo a su memoria. Por cierto que cualquiera que se le brinde, será poco.
Fue un gran periodista -como pocos- pese a que es de la «vieja guardia» aquella que no estudió en ningún plantel, sino en la Universidad de la vida, «haciendo camino al andar».
Será acaso, para muchos, el mejor recuerdo, puesto que así y todo se encaramó humildemente sin aires de estrella a los peldaños máximos de un éxito que no fue efímero, sino que perduró siempre como el cariño del pueblo en general, sin hacer distinción de estratos sociales u otra consideración.
¡Adiós, maestro Julio Martínez!
FALLECIÓ JULIO MARTÍNEZ, EL GRAN JOTA EME
