La celebración de la Semana Pichilemina -desde las primeras décadas del Siglo XX- era un incentivo que las autoridades en conjunto con algunas instituciones de la comuna, organizaban para “agradecer” de alguna forma la preferencia de los veraneantes en el balneario costino y colchaguino.
También, digámoslo, era una manera cómo -a través de las actividades, elección de reina y venta de votos- se ayudaba a reunir recursos para diversas campañas de bien social. E, incluso, para ayudar a solventar trabajos de pavimentación de la calle principal. Así lo señalan actas, por ejemplo, de la década del 40.
Igualmente, debemos recordar, que estas fiestas alcanzaban mayor o menor éxito, con altos y bajos, pero generalmente eran de un brillo y entusiasmo notable donde la juventud se abanderizaba tras cada candidata de su preferencia y aparte de organizar grupos de trabajo en terreno -ventas de votos, etcétera- comparsas, se daban el tiempo para competir con carros alegóricos, disfrases, entre otros aspectos.
No obstante, una serie de factores hizo que ya para la década del 70 fueran decayendo en entusiasmo, falta de compromiso de autoridades, para que en algunas ocasiones pasaran estas fiestas -tan esperadas por algunos, que elegían ir, precisamente, durante esta “Semana Pichilemina”, para tomar sus vacaciones- casi desapercibidas.
Paralelamente, varias generaciones de jóvenes pichileminos, paulatinamente y con gran esfuerzo de sus padres lograban salir a estudiar afuera de la comuna y continuar unos pocos en la Universidad o la Enseñanza Superior, lo que posibilitó “mirar a Pichilemu, a su comuna” desde otra perspectiva y con otra preocupación.
FESTIVAL NACIONAL DE CANTAUTORES
Fue así, como tres “mosqueteros” -primero- motivados y liderados por un publicista de la zona, que veraneaban desde su niñez en Pichilemu, quien logró “concientizarnos” con el Festival Nacional de Cantautores. Ello ocurrió, en estricto rigor tras el verano de 1977 cuando ejercíamos ya dos años la Corresponsalía del Diario La Tercera. Llegó hasta mi casa una persona de edad similar a la nuestra, por aquel tiempo, unos 25 años más o menos. Se presentó diciéndonos: “Soy Herman Bustos, mi profesión es publicista, soy santacruzano de nacimiento pero estudié en Santiago. Veraneo desde chico acá. Y ahora estoy junto a mi señora e hija, en el Claris. Ahí pregunté por ti y tengo interés en conversar contigo …”.
Teníamos amigos en común y tras conversar de varios aspectos veraniegos, me dijo: “Sé que todos los años se realiza la Semana Pichilemina, pero desde mi punto de vista todo lo que se hace se podría hacer mucho mejor. Quizás no tantas actividades, pero mejor organizadas. Pichilemu tiene enorme potencial, pero para sacarle partido y lograr posicionar el nombre a nivel nacional, primero, y quizás internacionalmente más adelante, hay que jugarse por una actividad en especial. Potenciarla de tal manera y Pichilemu se va -sin duda- para arriba …”.
Le oíamos con mucha atención, pues lo decía con mucha seguridad y convicción. Y cuando traté de acotar, no alcancé, pues agregó: “Sé que eres amigo o al menos son conocidos de otros amigos pichileminos que he conocido. Y creo que si logramos formar un equipo, podemos hacer grandes cosas. Entiendo que estás trajabando en Santiago y me gustaría que me digas qué te parece mi planteamiento y si aceptarías asistir a una reunión cuando logre aunar a estos otros amigos. Yo les aviso y nos reunimos en mi casa ..”.
La respuesta que dimos fue positiva y en el mes de Julio o Agosto nos reunimos varios pichileminos cerca del parque Forestal, en el departamento de Herman. Ahí se logró avanzar, acordándose enviar una Carta al alcalde de la época -Eduardo Parraguez Galarce- para que durante las Fiestas Patrias de ese año 1977 recibiera a cuatro personas: Herman Bustos, Gastón Alvarez, Héctor Leiva y Washington Saldías. Felizmente, esta reunión se concretó y se logró el patrocinio municipal para organizar el Festival Nacional de Cantautores como una de las actividades de la “Semana Pichilemina” del año 1978.
Nos seguimos reuniendo en Santiago “ene cantidad de veces” para ir cumpliendo con todos los pasos previos planificados en una Carta Gantt. Y religiosamente ibamos cumpliendo las actividades, cada uno en su ámbito.
Debemos indicar que el Comité Organizador lo integraba: Presidente: Eduardo Parraguez G. (un cargo por su rango de alcalde); Director Ejecutivo del Festival, Herman Bustos P.; Director Artístico, Gastón Alvarez M.; Director de Finanzas, Héctor Leiva P.; y Director de Difusión y RR.PP., Washington Saldías G.
Ya en la etapa final, otros jóvenes pichileminos y estudiantes universitarios -con lazos afectivos con Pichilemu- se unieron en un equipo que estuvo a cargo de la escenografía, para lo cual levantaron un Escenario Monumental en Avenida Ortúzar esquina de Santa María. Quienes lideraron ese equipo, fueron Gerardo Sepúlveda Pino, estudiante de arquitectura (años más tarde fue DOM del municipio pichilemino), Mario Arraño González, estudiante de Construcción Civil.
Aquel festival contó con la animación de Enrique Malvenda; la Orquesta Festival estuvo a cargo del destacado músico (boliviano) David Stanovic (Bermuda Show, entre otros grupos). Entre sus músicos estaba Patricio Salazar (baterista), Urquiza, entre otros.
Los artistas del show: Tommy Davis (humorista, hace poco tiempo fallecido), Tito Fernández “El Temucano”, Buddy Richard, José Alfredo Fuentes (Mejor Intérprete ese año 1978, en Viña del Mar), Fernando Ubiergo (ganador del Festival de Viña del Mar).
En el Jurado: José María Palacios (destacado Crítico de Arte y conductor del programa radial “Aún tenemos música chilenos”), José Vargas Badilla (poeta colchaguino. Hoy residente en Pichilemu), Arturo Millán (cantante), Patricio Renán (cantante), Luis Alfonso Venegas (compositor), Reinaldo Urbina (músico), José Martínez (Productor Musical de Canal 13); Eduardo Parraguez G. (alcalde de Pichilemu) y Waldo Kaid F. (director regional de Turismo).
Los cantautores en competencia fueron: Paola Sola, Nano Acevedo, Osvaldo Jéldres, Jaime Atria Jr., Humberto Onetto, Ricardo de la Fuente (ganador en folclore en Viña del Mar, director de televisión y actual ejecutivo de Canal 13), por nombrar a algunos de ellos.
Previo a la realización, durante y posteriormente, Pichilemu salió en prácticamente todos los medios regionales y casi todos los medios de comunicación de la capital del país.
Un legajo de recortes periodísticos -que tenemos en archivo- así lo atestiguan. Cantidad de centímetros/columnas que -si se pagarán como publicidad- hubiera sido imposible “pagar”.
Todo ello no fue suficiente para que el alcalde Parraguez lo considerara a la hora de tomar la decisión de realizar la segunda versión. Y, ojo, nadie del Comité Organizador cobró absolutamente NINGÚN PESO. Es decir trabajaron gratis.
Hoy, ese festival que tuvo la última noche sobre cuatro mil espectadores, hubiera cumplido este año nada menos que treinta años.
El déficit de ese festival fueron 40 mil pesos (si mal no recuerdo). Reiteramos, no se pagó por publicidad ni a los organizadores, solo lo que significó pago de artistas al show, animador, orquesta, arriendo de sonido, gastos de estadía del Jurado.
Así como la poca visión impidió a Pichilemu a tener un festival de trascendencia nacional en el tiempo, lo mismo ocurrió con el Festival de Talentos Musicales, que solo apoyó dos versiones, 2003 y 2004, el Concejo Municipal.
Entremedio hubo un intento, en el periodo del alcalde René Maturana, por instaurar el Festival de la Voz, desde el 85 al 91, donde se contó -en el show- con los mejores artistas nacionales del mo
mento, muchos de los cuales siguen trascendiendo; pero “llegó la alegría” y se fue a las pailas ….
El año 2007, el esfuerzo de la Muestra Nacional de Cueca -organizada por el Conjunto Folclórico “Petrel”- que venía realizándose ya por varios años no fue apoyada por el Concejo Municipal y no se pudo realizar. Es de esperar, que este año si sea apoyada y se retome a fin de que perdure en el tiempo.
Ya nos referiremos en más detalle a esta actividad e informar de la disposición de los concejales que quedan en el Concejo Comunal ….
