MAYO 2008, EL MES DEL MAR QUE ESTÁ CULMINANDO

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MAYO 2008, EL MES DEL MAR QUE ESTÁ CULMINANDO

 

Mayo de 2008 será recordado –quizás- más que otros por la cantidad de sucesos que han ocurrido trayendo angustia para miles de compatriotas en la Región de Aysén -particularmente en las comunas de Chaitén y Futaleufú- con la erupción del Volcán Chaitén. Además, otras regiones afectadas por temporales de viento y lluvia con inusitado rigor, cortando importantes vías de comunicación, destruyendo carreteras, botando puentes, inundando ciudades y pueblos con miles de damnificados. Y, ojo, aún no empieza el invierno.

Pichilemu si bien no ha sufrido aún –como otras comunas- el rigor a causa de lluvias y temporales, se apresta a enfrentar en la medida de lo posible lo que viene.

Pero no solo han sido estos efectos naturales los que han pasado en mayo. No, ha habido otros que aunque eran previsibles a más de alguno los ha pillado y a caído tumbado y las secuelas –dicen- los dejará en el suelo.

… Y el invierno, en estricto rigor se inicia el 21 de Junio. ¡A prepararse!!

Pero como aún estamos en el MES DEL MAR, les regalamos una hermosa crónica que teníamos por ahí en nuestros archivos, casi perdida. Fue publicada el 31 de Enero de 1985 en el periódico “El Pichilemino”, hoy desaparecido, que dirigía nuestro colega en las letras, Félix Calderón Vargas, actualmente director propietario del Periódico “El Expreso de la Costa”.

Va como un homenaje a todos aquellos “hombres de mar” que se fueron y a quienes siguen trabajando en esa noble labor de alguero (a), pescador artesanal, mariscador (a), buzo.

 

CASTAÑÓN, EL GRAN PATRON

 

Por Alberto González Gaete (*)

 

Su nombre, José Castañón Flores, oriundo de Constitución y llegado a Pichilemu alrededor del año 1945, no para administrar alguna de las haciendas que por esos años circundaban al hoy floreciente balneario, como pudiese pensar algún lector al leer la voz “patrón”, sino para ser protagonista anónimo en la diaria faena de la pesca, donde se confunden como todo un hombre, el mar y la embarcación.

Castañón, el “Gran Patrón de bote” o sencillamente don Casta como lo llaman cariñosamente sus amigos –pero que de casto no tiene nada-, perteneció a aquellos hombres de mar con espíritu valeroso y capaz de enfrentar con valentía la furia del las olas y el surazo, en el frágil barquichuelo que llevaba el nombre del gran pescador “San Pedro”, enteramente de madera, cuidadosamente pintado e inseparable compañero en la dura faena de la pesca del congrio.

                                   

José Castañón Flores, en la cubierta del Barco “Ocean Gifh”, que vino a rescatar el cuerpo del piloto Furnaro y el pasajero Magnolfi, que cayeron tras despegar del Aeródromo en el avión con destino a Santiago. La aeronave cayó a metros de la Piedra del “Lalo”, sector Infiernillo. Febrero de 1958. Reproducción de W.S.G. Al lado, en el verano de 1986, captado por la lente del Periódico “PICHILEMU” – hoy www.pichilemunews.cl en su versión electrónica- junto a un bote que se apresta a zarpar.

 

No puedo dejar de valorarte y llevar a las páginas de “El Pichilemino”, mi querido amigo Castañón, para esta glosa marina, para rememorar en una apretada síntesis la rutina de los gallardos y enrojecidos hombres de mar que, arañados por el viento y extasiados de la magnificencia del pacífico, extraen de sus extrañas milenarias el resbaladizo colorado y negro.

Apegado a la bayona en la popa de la débil embarcación de 8 metros de eslora y 2,20 metros de manga, desafiaba el mar con una voz de mando que estremecía, para dirigir junto al sordo Eliécer, las parejas conformadas por José Gómez con Conchita Calderón y los hermanos Ramón y David Rojas, fuertes duplas de remeros a babor y estribor, de desarrollados bíceps, quienes, a la voz del gran patrón, se hacían a la mar, entre los restos del histórico muelle y la Plaza Arturo Prat, frente a la Avenida Ortúzar, en los atardeceres veraniegos de hace ya cuatro décadas, dejando en la lejanía la atenta mirada de sus seres queridos que agitaban sus pañuelos en el adiós para alegrarse con el fatigoso regreso de amanecida trayendo miles de kilos de apetecido congrio, sabroso pan marino que, como plato de lujo y acompañado de la infaltable chilena y buenos mostos iría a parar a las mesas de ricos y pobres.

¿Cuántas veces, desde la puntilla de Ortúzar, nerviosas señoras y elegantes caballeros observaron, al caer la tarde, las maniobras de zarpe del “San Pedro”, elevaron una plegaria al altísimo para esos seis curtidos hombres, hábilmente comandados por el gran patrón de marras?.

Esta reproducción ¿será acaso una imagen del “San Pedro” aprestándose a zarpar?.

¡Gran patrón Castañón!, prototipo de estirpe marinera, fuerte y valiente, enamorado de tu mar como de tu bandera, la que una y mil veces alzaste orgulloso sobre la proa de tu barca, junto con agradecerte el cúmulo de bonitas aventuras con que alegraste y enriqueciste mi imaginación en la lejana niñez, más te admiro hoy al verte por la playa, ya avejentado y encorvado por el peso de los años, susurrando quizás la melodía de las olas con su coro de gaviotas que un sinnúmero de veces mecieron tu querido “San Pedro”.

¡Viejo zorro de mar!, espero que esta plumada no haya herido tu modestia; solo tuvo la sana intención de rendir un cálido homenaje de gratitud a aquellos seres, tan bien representados por tu estampa, que hacen del mar la razón y pasión de su vida.

 

(*): Profesor pichilemino, ya acogido a jubilación, padre de dos hijos. Uno de ellos –su hija Marcia- tiene hoy en sus manos la responsabilidad de ejercer la alcaldía, en calidad de Alcaldesa Subrogante de Pichilemu, tras la complicada situación en menos de un año, con cuatro alcaldes, siendo ella la quinta.

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