OTRO PICHILEMINO QUE NOS MUESTRA A CHILE Y EN EL EXTERIOR A TRAVÉS DE DIVERSOS TIPOS DE ARTESANÍAS

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OTRO PICHILEMINO QUE NOS MUESTRA A CHILE Y EN EL EXTERIOR A TRAVÉS DE DIVERSOS TIPOS DE ARTESANÍAS

 

Juan Eugenio González Vargas, artesano de 61 años, nacido en Pichilemu, pero cuya nombradía y valoración ha sido sobretodo fuera de los límites comunales, no se cansa de seguir creando obras que pasan desde el pincel a una joya de plata y lapislázuli, o una figura de policromía en madera.

Tres años o más pasaron hasta el sábado recién pasado, cuando nos vio esperando locomoción y se paró en frente de nosotros junto a Margarita, su esposa, para saludar al tiempo que nos invitaba a subir para acercarnos a destino.

Un grato encuentro donde rápidamente nos impusimos mutuamente de nuestros quehaceres y afanes. Y como había bastante tema que conversar, nos dejó invitado por la tarde a su casa –que ya una vez habíamos visitado cerca del ex Rancho Pinares, en la ladera del cerro, desde donde –recordábamos- se apreciaba una espectacular vista a la playa que va desde el sector Primeras Piedras en Infiernillo hasta las mismas rocas de Punta de Lobos.

Obvio que nos hicimos el tiempo y allá estuvimos a la hora acordada. Aunque a decir verdad un poquito atrasado, a la espera del pan amasado y una tortilla en la Torre 10 para no llegar con las manos vacías.

Así las cosas, no pasó mucho rato de conversa y Margarita nos hizo pasar a la mesa para compartir una rica once. Para que decir, cómo nos sorprendió de sus avatares, donde junto por alegrarnos por él de sus logros y satisfacciones, nos contó como siempre una que otra anécdota donde diferentes personajes salieron al ruedo.

También un sorprendente hecho –que ya contaremos- tras cumplir con un compromiso con la comunidad vecinal de Playa Hermosa, quien le pidió hace algún tiempo les regalara la imagen de un Cristo para su acogedora Capilla junto a la Sede Social de esa unidad vecinal.

 

VIAJE A ESPAÑA

Eugenio –cuyo primer nombre es Juan, al igual que el de su padre- nos contó de su experiencia al asistir a una Feria Artesanal realizada en España, donde concursó en una de sus especialidades –Policromía en madera- y fue seleccionado, al igual que de otros artesanos en diferentes materiales; todos los cuales fueron invitados por 18 días con todos los gastos pagados para mostrar la “artesanía chilena”. Y obviamente, también nos contó de algunos días que pudo quedarse para conocer otros lugares de la madre patria.

Pero no fue solo esta novedad. Nos mostró dos libros realizados por una destacada gestora cultural: Macarena Barros Jiménez, quien es fotógrafa y a la vez una destacada periodista de la Universidad Católica.

“Bendita vuelta a casa” es un libro cuyos textos y fotografías pertenecen a Macarena Barros. En él, da espacio a algunas disciplinas: cultura mapuche, cerámica de Pilén, artesanía en cuescos de duraznos, estribos, mascarones de proa, figuras de crin (Rari), y la santería –policromía en madera- de nuestro artista.

 

SANTOS DE MADERA – Región Metropolitana

“Las primeras imágenes religiosas de la iconografía católica llegaron a nuestro país de la mano de los conquistadores. En la mayoría de las casas existía un lugar para el altar donde se rendía culto y devoción al santo patrono del hogar. Las imágenes servían de talismanes, también de apoyo didáctico de misioneros y hasta hoy son referentes artísticos de esa época. Esa imaginaría fue reproducida en distintos talleres de madera artesanal y popular.

En esta foto, Juan Eugenio González, tallador de santos, nacido en Pichilemu que hasta hoy reproduce este folclor religioso en su taller de calle Santa Laura 5340, Comuna de Lo prado, Santiago. Con más de 25 años trabajando la madera, es un afamado santero con reconocimiento nacional e nternacional.

Si se miran bien las caras de sus santos se percibe una gran similitud con su propio rostro. Su preferida es la figura de San Francisco, su santo patrono y quien preside el altar de su habitación”.

 

Tal es el texto dedicado en tanto hay tres fotos donde lo muestran junto a una figura en primer plano, y otras dos trabajando la madera en su taller.

 

El segundo libro corresponde al desarrollo de un proyecto apoyado por el FONDART 2008, titulado ARTESANÍAS para JUGAR, Región metropolitana y de las autoras Macarena Barros junto Francisca Jiménez, ambas periodistas. 

En el libro se presentan didácticamente un total de diez tipos de artesanía que se desarrolla en la Región Metropolitana, las cuales muestran a diez cultores –Estela Antivilo, María Olga Espinoza, Juan Eugenio González, Manuel Palma, Boris Prado, Jorge Monardes, Eva Silva, Víctor Silva, Gladis Hernández y Pedro Pérez-  y los pasos que permiten a niños incursionar en una atractiva clase que al cabo de una docena de etapas, se llega a crear: Un Volantín, Angelitos de cobre, una Huasita de trapo, Arpillera ronda de niños, un Mate quemado, un Lazo de cuero, un Chanchito de Pomaire, un Árbol de Talagante, una Manta de Huaso y a Tallar un Santo.

 

Como ya en más de alguna vez lo hemos dicho, Eugenio González, más conocido como “El Pitío”, empezó a ser conocido como un pintor –en sus primeros años pintando sobre telas de “sacos de harina”- más tarde como un multifacético artesano: en figuras de conchas marinas, en joyas de plata y lapislázuli y en policromía en madera, especialidad esta última que le ha valido más de una invitación fuera del país.

Y cerca de unas diez ocasiones ha sido invitado a participar en la Feria Internacional de Artesanía que anualmente organiza la Universidad Católica. Antes en el Parque Bustamante y, ahora, en otro lugar del sector oriente de la capital.

 

CRISTO

Casi al finalizar nuestra visita, Eugenio saca una fotografía que lo muestra a él, junto a un cristo crucificado y al Cura Párroco Pablo Donoso y Donoso. Y nos cuenta cómo surgió esa obra: “Mira, yo me comprometí con los vecinos de hacer el Cristo y ellos ponían la Cruz. Cuando lo tuve listo les avisé para entregarlo y los vecinos me dijeron que fuera al domingo siguiente, a la hora de la misa que iba a celebrar el Cura Párroco. Fui con mi señora y antes de iniciarse la misa le hicimos entrega de ella al Cura, el mismo que sale en la fotografía.

Pero, ¿sabes qué ocurrió? “El curita dijo que tenían varios crucifijos, lo tomó y lo dejó en un rincón de la Capilla, cerca del altar. Se dispuso a celebrar el oficio religioso y cuando alzaba sus manos en la Consagración del vino y el pan, ocurrió algo imprevisto.
Una cruz que estaba detrás de él, se cayó y pegó en sus espaldas. Tras reponerse de la sorpresa, vino y tomó el Cristo que yo había regalado recién y dijo: Lo pondremos a él, porque no me cabe duda que lo sucedido fue una señal”.

¿Verdad o le puso demás nuestro artista?

Esperaremos …

Si el curita desmiente esta situación no pasa de ser un cuento. Y si al contrario es como nos contó “El Pitío”, es porque su Cristo quiso quedarse en el lugar presidiendo “per se” los oficios religiosos de esa Capilla.

En tanto, las demás anécdotas que nos contó, las dejaremos para otra ocasión, como aquella de “Don Galvita”, entre otras.    

 

 


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