EN EL “MES DEL MAR”
EL COCHAYUYO, DON ELISEO, EL GOBERNADOR Y LA SAL
El día domingo recién pasado veíamos las noticias –paseándonos por los canales- cuando de pronto apareció una nota en Chilevisión que hablaba –entre otras cosas- de las propiedades del cochayuyo y de la diversidad de recetas y alimentos que se pueden preparar con esta alga marina.
Casualidad o no, durante la semana que terminaba pichilemunews había comido durante el lunes y martes ensalada de cochayuyo. Y cuando lo comenté en la casa, no pasaron dos días para saborear un delicioso “causeo” en las onces comidas, causeo que no queríamos terminar de comer para no dejar de sentir de paladearlo y disfrutarlo.
Y como si fuera poco, el día domingo un guiso de cochayuyo acompañado de papas fritas largas y «brececitas” como decía mi abuelita Zoila.
Todo un deleite al paladar no solo de esa manera, sino con porotos. Empanadas de cóctel rellenas con cochayuyo y pino de cebolla con todos los demás ingredientes –como las que prepara la Susana en el Hotel “Ross”, en Pichilemu- y que en más de una ocasión tuvimos el privilegio de apreciar.
O un “fricassé” donde además del guiso se le agregan papas y pan frito cortadas a cuadritos como acompañamiento. O Cochayuyo relleno con pino (como para empanada) y además de un trocito de queso, el que se embadurna en un batido de huevo y se fríe en aceite caliente en una sartén. Después de estar frito el cochayuyo relleno se puede acompañar con un rico puré de papa, arroz, o ensaladas al gusto.
Obvio que el cochayuyo debe estar previa y debidamente cocido, lo que vale para todas las preparaciones. Excepto para el caso de los porotos, las albóndigas, los “Machos ahogados”, donde tiene que estar tostado, aunque también para estas comidas puede ser cocido.
También están los Fritos de cochayuyo y el famoso Charquicán de cochayuyo.
Gracias a Dios, desde que tenemos memoria esa alga marina fue parte de nuestra alimentación. Como el “luche”, también para preparar “Machos Ahogados” con tallitos de acelgas; o el Charquicán, entre otras comidas.
Nunca faltaban esos alimentos o materias primas del mar, ya que para eso la señora María “Lagarto” surtía a mi madre, como de “Viejas” y “Pejesapos” para ricos caldillos, entre otras comidas.
En estos tiempos más modernos, de vez en cuando, o de cuando en vez, es el “Nano Lagarto” –uno de sus numerosos hijos- quien nos vende uno que otro “Pejesapo” que viajan congelados hacia Santiago para un buen festín que –por arte de magia- permite reunir a hermanos y hermanas.
EL COCHAYUYO
Volviendo al tema del cochayuyo sería injusto y egoísta no recordar –aparte de numerosos algueros y comerciantes del cochayuyo, entre otros a los “Pequenes”- que viajaban con sus rodelas de “maletas” de cochayuyo en el tren hacia las diferentes localidades y ciudades hasta llegar a los mercados o ferias libres para vender sus productos.
Y cómo no, a Don Eliseo Orellana –ex Suboficial de Carabineros que tras servir en Pichilemu, ser destinado a otras ciudades, volvió al Bosque Pequeño- quien quiso “clavar la rueda de la fortuna” con el cochayuyo, tratando de industrializarlo para el uso y consumo humano masivo.
El intento fue por la medianía de la década del ’70. Y nosotros fuimos testigos de aquello, pues le hicimos un artículo en el Diario “La Tercera” valorando su iniciativa.
Por cierto aquello de “clavar la rueda de la fortuna” es nada más que un decir. El objetivo principal era masificar el consumo de ese nutritivo alimento e incorporarlo a la dieta de los hogares, sino de todo el país, al menos de la zona central.
Para ello, ideó un sistema para secar más rápidamente el producto. No solo poniéndolo al sol para que la naturaleza hiciera el proceso, sino acelerándolo de tal forma que construyó hornos especiales para darle el secado preciso y, luego, tostarlo. Tras ello, venía un proceso de triturar el cochayuyo de tal manera que quedaba “casi granulado”. Y luego de ello, venía el envasado en bolsitas de plástico de diferente gramaje para prepararlo en diferentes recetas.
Lo apoyamos dentro de lo que podíamos, pero ciertamente que faltó un apoyo muy importante: La asesoría adecuada en Marketing y Canales de Distribución.
Don Eliseo si bien pudo sacar muestras de su producto hacia fuera de la comuna, cojeó en esa parte, pero por falta de apoyo como dijimos. Luego de ello la frustración y los años hicieron lo demás ….
Es por ello es que, treinta y cinco años después, nos dio una tremenda alegría ver parte del reportaje a la actividad gastronómica que estaban haciendo pequeños empresarios de la costa de la Región de O’Higgins y mostrando no solo la cantidad de recetas que se pueden hacer con el cochayuyo, sino otras sofisticadas preparaciones, según lo destacaban.
Más aún ver a la primera autoridad provincial de Cardenal Caro, el gobernador Julio Ibarra, quien se mostró como un verdadero defensor, propulsor e impulsor de las propiedades de esa alga marina que en la costa de nuestra “terremoteada” región, crece profusamente.
Esperamos fervientemente, que los ánimos del gobernador en impulsar este producto y apoyar a este grupo de pequeños empresarios no cejen. Al contrario, busque los apoyos y sinergias de otras entidades que apoyen a desarrollar fuertemente al sector, pues en la cadena de producción están quienes cosechan el cochayuyo, entre otros, lo que posibilitará que todos mejoren sus condiciones y calidad de vida.
Tampoco podemos dejar de mencionar, aunque sea a la pasada al autodenominado «Rey del Cochayuyo», el ex hombre de mar Alejandro Mella Galaz, quizás el hombre que más sabe del mar en Pichilemu y varios miles de kilómetros a la redonda.
No en vano, después de trabajar por años como buzo mariscador, se capacitó en varios cursos de pesca y buceo, siendo uno de los mejores. Y por ello es -que durante muchos años- fue un destacado Instructor de Pesca que recorrió desde Coquimbo hasta Puerto Natales por el sur, capacitando a cientos de personas en las artes de pesca.
Alejandro Mella, tras dejar esa actividad más por la edad que por ganar, se instaló con un kiosco cercano a la Terraza -que dicho sea de paso- resultó totalmente destruido por los efectos del maremoto del día 27 de febrero pasado, y ahí expende -como principal producto- maletas de Cochayuyo, regalando a sus clientes diversas recetas y modos de preparación.
SAL
Así como estas iniciativas han surgido coincidentemente en el “Mes del Mar”, esperamos que este nuevo gobernador –como lo está demostrando- sea más abierto de mente y –en una de esas- sea receptivo a la idea de rescatar aquella decaída y tradicional actividad salinera que por siglos ha sido el sustento de las familias que están a la vera del Estero Nilahue y que desde el sector de La Villa, Barrancas, hasta desembocar en el mar junto a la localidad de Cáhuil está muriendo año a año, como sus cultores: los salineros, sea capaz de escuchar y apoyar a quienes ven que a ese recurso se le PUEDE AGREGAR VALOR y de esa manera, permitir el resurgimiento de la actividad, permitiendo –por una parte- que no muera esa actividad salinera –y por otra- ser la palanca de progreso que ningún político de la Concertación, incluidos dos o tres gobernadores, fueron capaces de jugarse por esa posibilidad.
La Sal de Cáhuil podría llegar a ser exportada a mercados internacionales.
Es más, la Sal de la provincia Cardenal Caro, pues están las Salinas de Cáhuil, Barrancas, La Villa en Pichilemu. Y de Lo Valdivia y Boyeruca, en la comuna de Paredones.
En efecto, un importante funcionario del gobierno francés, Monsiur Cavaillé, junto a un empresario radicado en Pichilemu, Carlos Von Unger, le transmitieron –con documentos, fotografías- que en Francia existe la zona de Guerandeé, en que se produce Sal de la misma forma que en nuestra provincia. Si hasta los utensilios para trabajar son casi idénticos.
En Guerandeé –contó el funcionario francés- también ocurrió un período muy malo para las salinas, donde trabajarlas resultaba improductivo, pues era más caro producirla que su valor; pero desde la crisis “se les iluminó la ampolleta” y de una forma muy sencilla –al principio- se le empezó a “darle valor agregado” al venderla con diferentes especias (aliños y otros aderezos).
Aparte de ello contaron con apoyo gubernamental y se les prestó asesoría, se hizo marketing, se les capacitó en ventas y al cabo de un tiempo la “Sal de Guerandeé” está en las mejores cocinas de los más afamados restaurantes y usada por los Chef y Maitre más top de la cocina internacional. Y, a aparte de ello, la sal en los más reputados supermercados del mundo.
Esos dos o tres gobernadores –como también un alcalde, que no vio ahí negocio- se fueron en puros “saltos y peos”, pero acciones concretas para ayudar a realizar una experiencia como en Francia no hubo.
El funcionario francés llegó a contactar y conseguir apoyó de la entidad que apoyaba a los salineros de Guerandeé, a fin de posibilitar que ellos vinieran –dos o tres expertos- a conocer las Salinas nuestras a evaluar y hacer un estudio de factibilidad. Al tanto que –los franceses- estaban de acuerdo en mostrar sus salinas a un grupo de salineros chilenos y cómo se estaba desarrollando y funcionando el sistema en Guerandeé.
No obstante a todas estas gestiones quedaron hasta ahora en statu quo.
Hoy, aprovechándose el “Mes del Mar” no estaría mal -don Carlos- que esta iniciativa la reflotara. Ir directamente a conversar con el nuevo gobernador y contarle de esta iniciativa y que aún es tiempo de retomarla y antes que los últimos salineros que quedan se vayan a “palear sales celestiales”, demuestre que él es diferente a esos antecesores de oídos sordos y egoístas ……
Estaremos atentos para informar si ocurre algo al respecto, pues hay ciber lectores que nos envían consultas sobre temas que hemos tratado.
Y éste, el de la Sal, es uno de ellos.