LOS PINGUINOS, PERSONAS DESAPARECIDAS Y EL ESPAÑOL JOSEP RUBAU

Realiza una donación a la Enciclopedia Colchagüina para poder preservarla

LOS PINGUINOS, PERSONAS DESAPARECIDAS Y EL
ESPAÑOL JOSEP RUBAU

 

El desolador e impactante
panorama de aves marinas muertas en la playa San Antonio de Pichilemu –con más de una docena de
pingüinos del tipo magallánico y Humboldt- impactó la semana pasada a uno de
los hijos del gobernador de la provincia Cardenal Caro, Julio Ibarra, quien denunció
ante la justicia el hecho para que ésta investigue sobre el o los autores de
esta cruel matanza de aves marinas.

Sobre el hecho se tejen al
momento diversas hipótesis sobre las posibles causas de su muerte, pero nada
será definitivo hasta que las investigaciones de personal especializado digan
efectivamente que han descubierto la verdad. Y tras ser expuesta ante el
tribunal correspondiente éste se pronuncie y dicte sentencia al respecto.

Sin duda un hecho
preocupante pues una de las especies está declarada como en peligro de
extinción y si bien en más de alguna ocasión –mientras paseamos por la playa-
hemos visto uno o dos ejemplares muertos, no deja de preocupar ….

Tal cual cuando nos
enteramos que en forma frecuente son detectados cachalotes, ballenatos y ballenas
varadas en playas tanto del norte como del sur, amén de otros casos en otras
latitudes.

Nos animamos a pensar en uno
y otro caso que son hechos fortuitos. Nunca a pensar que algún pescador
artesanal –cual Mago de Hammelin- con su “flauta mágica” los lleve a derroteros
para aniquilarlos o sacarlo de su hábitat natural.

 

FE Y MÁS FE

En este caso como en otros,
hay que tener una fe ciega en la
Justicia y los organismos del Estado que están para
investigar para que la verdad –como los autores, en los hechos que corresponda-
salgan a la luz pública y paguen de acuerdo a la magnitud de su delito o
responsabilidad en las situaciones investigadas.

La confianza que tiene –por
ejemplo- el portovarino que tiene aparentemente secuestrada a su esposa, la que
debió recoger a sus hijas del Colegio y nunca llegó; presumiéndose que esté en
manos de plagiadores a raíz de una llamada denunciada por el propio afectado.

Denunciado el hecho a la
justicia, se han dado órdenes amplias de investigar y un gran contingente de
policías hay detrás de este caso.

Así a lo largo y ancho de
nuestro territorio, la
Justicia está trabajando, investigando e impartiendo
justicia.

El hecho ocurrido en la
ciudad de Puerto Varas, nos lleva a recordar el hecho que involucró a un
empresario santiaguino, Mauricio Saba, quien fue asesinado en diciembre de 2008
en la comuna de Pichilemu cuando intentaba realizar un negocio. La policía
destinó casi a medio centenar de sabuesos para ubicarlo -primero- por cuanto
había “desaparecido”. Y muy luego logró ubicar dónde estaba (lamentablemente
asesinado) como a su vehículo oculto en un bosque en las cercanías de
Vichuquén. Y más tarde al que sería –dicen- su autor en Viña del Mar, donde se
“suicidó”, aparentemente al verse acorralado por la policía.

Según la policía el caso
quedó solucionado, oleado y sacramentado.

¿Pero qué sucede cuando
asesinan a una persona y la encuentran en su hogar?

Es lo que sucedió con el
ciudadano español, Josep Rubau Solés, quien estaba radicado en Pichilemu y se
dedicaba a ejercer el rubro de Corredor de Propiedades. A él, hace poco menos
de un año, en Agosto de 2009 lo encontraron muerto y hasta ahora, pese a las
pistas no hay autor ni autores.

No deja de llamar la
atención que una pista entregada hace casi seis meses aún no tenga resultados
para conocerse si es la que lleva al autor o no.

Al respecto cabe
preguntarse, ¿existen imbéciles, estúpidos, que al contrario de cuando la
policía los “urge” para que digan la verdad, éstos dicen y señalan haber
participado en la muerte de una persona, en un lugar y en la fecha en que
efectivamente ocurrió un homicidio?

¿Es posible que verificado
que quién señaló tal confesión (o dicho) existe realmente, que llegó a un
centro de atención y ayuda, que efectivamente quien dio cuenta de esa situación
(un profesional) existe. Es decir, se logra llegar a quien –a través de un mail
a este Portal- manifiesta esta situación, es totalmente verídica, y aún la Policía no logra
determinar hechos concretos?

¿Qué falta para que se
agilicen las diligencias, las investigaciones?

¿Falta dinero para
combustible de los vehículos policiales?

Por desgracia los familiares
del español Josep Rubau se encuentran en España.

No obstante, diversas
instituciones pichileminas –que conocieron la entrega que tuvo el empresario
español hacia causas nobles de la comunidad- hicieron llegar su inquietud a la
primera autoridad provincial sobre este hecho y no sabemos si tuvo igual
preocupación como la que ha tenido con respecto a los pinguinos.

El raciocinio lógico sería
dar por sentado que “si se preocupa por estos hechos tan nobles por estas
indefensas aves marinas –hecho que aplaudimos- es que con mayor razón él haya
planteado, también, su preocupación por un ser humano”.

Y aunque no nos consta que
así ocurrió en el momento, esperamos que así haya sido.

Quizás algunos se
preguntarán por qué tanta preocupación con este caso.

La respuesta es simple:
Desde años hemos planteado no solo preocupación por esta persona –a la cual
conocimos y que pese a discrepar con él sobre tópicos puntuales sobre algunos
personajes, apreciamos su interés y preocupación por el tema medio ambiental
pichilemino- sino por muchas otras que MURIERON en extrañas circunstancias y
donde tanto Carabineros como la
Policía de Investigaciones no descubrieron a él o los autores
hasta ahora.

Ya no recuerdo los nombres
de todas esas personas, pero algunos si, tales como:

–        
Carlos Jorquera Cáceres,
quien en horas de la madrugada, tras estar en un velatorio se dirigía a su
hogar en biclicleta. Fue atropellado en calle Comercio y luego tirado en otro
lugar (ex Rapa Nui) para simular una caída. Lo encontró agonizante horas más
tarde un vecino del sector. Avisó y fue llevado al Hospital donde murió por
falta de atención.

–        
Cornelio González
González (El Coñito), un personaje popular atropellado camino a su casa. Fue
dejado hasta que lo encontraron muerto.

–        
Un hermano de dueño del
Restaurant “El Quinahuino”, Jorge Reyes. También fue atropellado.

–        
Ramón Valenzuela
Cabrera, otro vecino pichilemino apareció muerto en la vía pública de un sector
rural.

–        
Adrián Cornejo, pichilemino
que se dirigía a otra comuna y que fue encontrado malherido en medio de
zarzamoras en el sector de Pailimo, en la comuna de Marchigue.

Todos estos casos, entre
otros, quedaron sin resolver y los recordamos para que otros casos más
recientes no sufran igual suerte. Y sigan aumentando el dolor de más familias.

 

 


Total
0
Shares
Publicaciones relacionadas
Realiza una donación a la Enciclopedia Colchagüina para poder preservarla
error: Content is protected !!