¿EL DIPUTADO LATORRE ES QUIEN TIENE MÁS ALTURA PARA SER INTERPELADOR?

¿EL DIPUTADO LATORRE ES QUIEN TIENE MÁS ALTURA PARA SER INTERPELADOR?

– En el gobierno de Lagos, tras perder en su postulación parlamentaria por el Distrito Las Condes, fue designado Subsecretario de Obras Públicas.

– Tras retornar en su camino parlamentario fue electo en el Distrito 35, donde originalmente había sido diputado, sigue ahí, aunque no le han faltado las ganas de ir como candidato a senador. Mientras tanto se entretiene ……

Veamos:

Mañana lunes se cumplirá la primera interpelación a un Ministro de Estado de la administración del Presidente Sebastián Piñera, en un ejercicio de la democracia que permite cuestionar el desempeño de las autoridades gubernamentales, cuando a juicio de la oposición hay los suficientes méritos para llegar a esa instancia y que debe contar con la aprobación de cierta cantidad de votos en el parlamento.

Así ocurrió en administraciones pasadas donde la oposición –hoy gobierno- llevó adelante algunas interpelaciones. Y en donde al menos –según recordamos- una llegó a la instancia de destitución de la ministra de Educación Yasna Provoste. Bien o mal, ese no es el punto.

De tal manera que, la interpelación que se iniciará mañana con la concurrencia de la Ministra de la Vivienda, Magdalena Matte, no la estamos cuestionando; sino nos merece reparos que sea el diputado Juan Carlos Latorre quien sea el “interpelador”. Tampoco lo cuestionamos a él por sí, por puro gusto, sino porque consideramos que hay suficientes situaciones muy poco claras que impedirían que haga o cumpla con este cometido en nombre de la Cámara de Diputados.

Quienes somos de su Distrito y particularmente de Pichilemu le conocemos varias de sus actuaciones “non santas” por decirlo de una manera elegante.

Todo lo que tiene que ver con la construcción del Puente en la laguna de Cáhuil, en la localidad del mismo nombre a 11 kilómetros al sur de Pichilemu, tienen unas “cosillas” que huelen a turbio.

Cuando se volvió a hablar de una carretera costera –cosa que se venía hablando desde mucho antes de aparecer Ricardo Lagos en la escena nacional y que está escrito- los pichileminos vimos en ella una oportunidad de futuro y de dar una solución DEFINITIVA a los problemas de agua potable que ha tenido Pichilemu, como balneario y a las localidades rurales que la integran.

Es así, como a nivel de autoridades locales y particularmente en la comunidad –a través de organizaciones creadas ex profeso- empezamos a impulsar la construcción de un Embalse en el Estero Nilahue que dicho sea de paso es el mismo estero que kilómetros antes de llegar al mar, se conoce como la laguna de Cáhuil, marisma que permite desde tiempos inmemoriales sea cultivada la sal de costa. Y que, al hacerse famosas, toman el nombre de “Sal de Cáhuil”, aunque hay otras localidades cercanas y a la orilla de la laguna que también cultivan las salinas. Como sucede más al sur, en la comuna de Paredones; en Lo Valdivia y Boyeruca, esta última en el límite con la provincia de Curicó.

Pues bien, en cuanta reunión hubo antes de la construcción del Puente en Cáhuil, esta aspiración se hizo ver, por cuanto no solo solucionaría el problema de agua potable, sino que incorporaría terrenos de secano improductivas, a ser “productivos” y de paso dándole una plusvalía a esas tierras, cuyos pequeños propietarios podrían cambiar sus magras condiciones de vida, mejorándolas notablemente.

Pero lo más importante, sobre la “cortina” de ese embalse podría pasar la CARRETERA de la COSTA kilómetros más arriba de la localidad de Cáhuil –en la parte más angosta del estero Nilahue- construyendo, por cierto, los accesos desde Cáhuil.

Esta idea fue planteada al Ministro de Obras Públicas, Carlos Hurtado Ruiz-Tagle, posteriormente con más fuerza al ministro Ricardo Lagos, también al ministro de la misma cartera Jaime Tohá. Y lo curioso es que éstos decían que “no era mala idea” y que se iba a considerar en los estudios; pero de la noche a la mañana se empieza a hablar del Puente en Cáhuil y nada menos que entre el pueblo y el borde costero.

Es ahí cuando la comunidad empieza a movilizarse y cuando algunos –en donde nos incluimos- empezamos a ver situaciones un tanto “raras”. De partida, algunos dirigentes de la zona de Cáhuil al ver que lo hablado y comprometido no se estaría cumpliendo, empiezan a recabar la firma de los habitantes del sector para apoyar la molestia de haber tomado finalmente una determinación a espaldas de la comunidad y sus autoridades.

Es curioso que el actual diputado Latorre reclame que la Ministra y su ministerio estén actuando, aparte que a destiempo, e imponiendo cosas en la reconstrucción, sin considerar la opinión de las instituciones y autoridades comunales afectadas por el terremoto y maremoto. Cosa que si es así, seguramente se la “aprendieron a los gobiernos anteriores” donde él fue uno de sus protagonistas.

Más de un millar y medio de firmas fueron recolectadas en su momento, y esas mismas firmas junto a cartas de la comunidad de Cáhuil firmadas por los dirigentes vecinales de ese tiempo: Gabriel Zúñiga Caro, entre otros, la llevamos y dejamos personalmente en la Oficina de Partes del MOP, y en La Moneda. Asimismo, otra carta de la Cámara de Turismo –que firmamos en calidad de dirigente- en donde no solo exponíamos nuestra contrariedad sino también, la tremenda injusticia que se iba a cometer con los pequeños propietarios de un sector de Cáhuil, con los valores que se estaban anunciando pagar por las expropiaciones de sus terrenos por donde iba a pasar la carretera en ese sector norte y sur, respectivamente de la laguna de Cáhuil.

En ambos lados, terrenos malos para la agricultura. En el lado norte, terrenos que permanecían en invierno bajo el agua y verano solo como terreno de guarda de animales. Y en lado sur “afectado” –de un par de propietarios, a lo más- que eran terrenos si bien no afectados por el agua en invierno, eran de secano y bajo rendimiento agrícola.

¿Pero qué había pasado en este tema?

Mientras las autoridades pichileminas y comunidad esperaba confiada en los estudios del Embalse y que por sobre su cortina pasara la soñada Carretera Costera, esos huasos costinos ladinos y “habilidosos” y con contactos estaban craneando su jugada maestra, no solos sino con la concomitancia –quizás- de viejos y nuevos camaradas; inventaron un proyecto inmobiliario denominado “Salinas de Mar” en Cáhuil, justo, justo por donde la Carretera seguía hacia el sur, saliendo desde el Puente que situaban, casualmente, frente a sus propiedades.

Estos caballeros tramitaron el proyecto en la COREMA e hicieron los trámites pertinentes en cuanto servicio había que hacerlo. Entre ellos, la propia Municipalidad de Pichilemu.

Cuando el suscrito le preguntó en sesión municipal al alcalde Jorge Vargas (camarada de Latorre y de otros participantes de este cuento), por qué el Director de Obras Municipales atendía en día sábado al dueño (o representante de los propietarios del lado sur de Cáhuil), en circunstancias que eso no era habitual y que su labor era de “atrasos y atrasos” en la revisión de Carpetas con otros proyectos, una queja permanente de los vecinos, entre otros; el alcalde Vargas tuvo quizás su peor momento de furia con el suscrito, a la sazón concejal de Pichilemu.

Se desorbitó, todo su repertorio descargó diciéndonos (en forma elegante) que hasta cuando iba a cuestionar su gestión, que aquí, que allá.

A decir verdad, no volaba una mosca. Nada dijimos y agregamos aparte de la pregunta y de la carta que ingresamos previamente al Concejo y que leyó en la ocasión y que motivó finalmente la reacción del alcalde Vargas; y donde tácitamente apoyó el actuar del DOM (seguramente con sus instrucciones).

Por cierto, ningún concejal dijo nada tampoco al respecto, en una actitud casi permanente, con honrosas excepciones en algunas situaciones.

Está claro que con lo indicado nada de lo planteado en la carta fue contestado y que se refería a lo que se estaba fraguando en torno al Puente de Cáhuil y los pagos de las expropiaciones; que era casi similar a lo planteado a los ministros Carlos Cruz y al Presidente Lagos en las cartas indicadas anteriormente: que los montos anunciados a los propietarios de uno y otro lado eran escandalosamente diferentes. Al señor (o señores) del lado sur se le pagarían 8 mil pesos por el m2 de terreno a expropiar; en tanto a los pequeños propietarios del lado norte, un valor que no llegaba a los 300 pesos (valor que en ese momento no alcanzaba para comprar un kilo de pan).

Pese a lo anteriormente relatado, seguimos planteando –paralelamente a los valores de las expropiaciones- que ya descatada la construcción del Embalse propuesto, la construcción del Puente en el lugar indicado no era el más propicio por una serie de argumentos:

a) Que no se respetaba la distancia mínima, para ese tipo de infraestructura, desde la línea de más alta marea.

b) Que la construcción del puente no había sido sometido a un estudio de Impacto Ambiental.

c) Que por donde pasaba el camino (carretera costera) tanto por el lado norte y sur de las salidas del puente era zona de cementerios indígenas.

d) Que el puente iba afectar tanto el paisaje como la actividad de los salineros.

e) Etcétera, etcétera.

En vista de esto, el alcalde Vargas, aunque era casi un saludo a la bandera a esas alturas, gestionó una reunión para que el Subsecretario del MOP, el hoy diputado Latorre, oyera las inquietudes en torno a la construcción del puente anunciado; lo que se concretó justo el día en que se produjo un derrumbe en el camino a Farellones, a raíz de las intensas lluvias de ese año.

La reunión acordada en el despacho del Subsecretario se retrasó casi dos horas, por motivo de que el anfitrión andaba en terreno por lo indicado. Y esperamos con santa paciencia el alcalde Vargas, los concejales Aldo Polanco (si mal no recuerdo), Mariano Polanco y el suscrito, como dos o tres funcionarios municipales que acompañaban a la delegación pichilemina.

EL CÓNDOR

Llegó finalmente el Subsecretario. Saludó a cada uno y luego de preguntar al alcalde Vargas por una serie de personajes (seguramente sus operadores políticos), invitó a pasar al amplio salón de reuniones. Nos sentamos. El de cabecera en la larga mesa. A su izquierda el alcalde pichilemino y a continuación los demás. Y, sin proponérmelo, quedé a su derecha, acompañado de otros tantos pichileminos.

Abrió una gruesa carpeta atiborrada de documentos; pero al principio tenía una fotocopia del periódico El Cóndor, de Santa Cruz. Y tomándola y blandiéndola con su mano derecha, dijo: “Aquí dice que yo me comprometí a asistir a una reunión a Pichilemu con los salineros de Cáhuil, Barrancas y La Villa y que no cumplí”.

Dirigiéndose a mí, siguió: “usted dice aquí que no cumplí y que en relación a las expropiaciones, se está pagando más a unos, y menos a otros. Que yo sabría de ese proyecto inmobiliario, en circunstancias que yo ni conozco a esos propietarios ni sé de ese proyecto del que usted habla …”

La verdad, es que tengo que reconocerlo. En su larga perorata, el Subsecretario me levantó y me dejó caer, etcétera, etcétera.

Cuando finalmente la cortó y pude hablar. Le dije: “Usted posiblemente ha enviado a los medios de comunicación más de alguna vez una Declaración Pública o un Comunicado de Prensa”, a lo que él asintió. Pues bien, agregué, usted puede enviar ese tipo de documentos a cuantos medios de comunicación quiera, pero no tiene absolutamente ninguna certeza si eso lo publicarán o no. Menos qué día. ¿Verdad?. El Subsecretario volvió a estar de acuerdo en ello.

Entonces, seguí: “Aquí ocurrió que, cuando publicaron esto pasaron varios días al punto que ni sabía si algún medio lo publicó finalmente. Y claro, cuando salió publicado en este medio (El Cóndor) usted si bien NO ASISTIÓ (que es lo que molesta a usted entre tras cosas), en su reemplazo usted envió a otra persona para que sostuviera la reunión con los salineros.

Un acápite. Efectivamente, el subsecretario Latorre no asistió, pero más tarde cuando se concretó la reunión envió a un abogado, parte de su equipo, quien oyó las inquietudes de los salineros en torno al Puente.

Es más, junto a otros concejales fuimos testigos de sa reunión, realizada en una Bodega de Barrancas, de propiedad de la pequeña propietaria dueña de salinas, doña Nemesia Menares.

Finalmente, con esa explicación, el anfitrión se aplacó un poco. Pero a poco de seguir volvió a demostrar esa humildad tan característica de él, cuando supo que habían miles de firmas que pedían que la construcción del Puente no se hiciera en ese lugar, sino más arriba y más alejado de la costa.

Más aún, cuando varios de los presentes apoyábamos esa solicitud.

Ahí poco menos que faltó que se parara y se subiera arriba de la mesa. No lo hizo, no era necesario, porque bastó con lo que dijo como respuesta: “Bien, la comunidad no quiere que el puente se construya ahí y ustedes también apoyan. Si es así, me la juego para que el Puente no se haga ahí; pero OLVIDENSE, esos recursos se van para otro lado …”.

¡Fin de la reunión!

Con el atraso en el inicio de ésta, terminó pasada las 19 horas. Y el suscrito optó por quedarse en Santiago para aprovechar de realizar otras gestiones.

El regreso de la delegación, en dos vehículos, se juntó –según lo supe por mi colega Mariano Polanco- en Melipilla, donde acordaron pasar a cenar, ya que la mayoría no había alcanzado a almorzar antes de salir rumbo a Santiago. Y ya era tarde como esperar llegar a Pichilemu para alimentarse.

Aparte de alimentarse los participantes, varios festinaron con la “sentada y/o parada de carros que me había hecho el Subsecretario” por la publicación aludida.

Lo cierto es, que no pasaron muchos días para que se supiera que el Subsecretario Latorre había llegado a la casa, en Cáhuil, de los propietarios de los terrenos que él decía no conocer, había llegado nada menos que en Helicóptero hasta allí. Y eso había ocurrido antes de la “parada de carros”.

¿Sabía o no el Subsecretario quiénes eran los propietarios de esos terrenos, cuya plusvalía había subido tanto, y que en forma milagrosa cambió el valor de aquellos terrenos?

A estas alturas hay que ser justo. No se les pagó finalmente los ocho mil pesos por m2 de terreno, sino un poco más de 7 mil pesos. Y a los pequeños propietarios del lado norte, algo más que para comprar un kilo de pan. Lo justo, es justo.

¿Qué pasó con el Proyecto Inmobiliario?

Tres años o más, más tarde (2003) en una visita inspectiva de la Corema, ésta en su página web informaba que NO SE HABÍA INICIADO OBRA ALGUNA en esos terrenos.

Hoy, a más de una década de aquel proyecto inmobiliario anunciado como una de las grandes inversiones en la Región de O’Higgins; y que fue publicitado ampliamente en las páginas del diario El Rancagüino y de la Revista El Alba (cuyo propietario, coincidencia, es uno de los propietarios del proyecto anunciado), NO SE HA MOVIDO NI UNA PALADA DE TIERRA. El terreno está igual, ni siquiera con plantaciones, aparte de la flora autóctona del lugar.

Ahora bien, ¿sabe la opinión pública cuánto millones de pesos pagó el Fisco?, a través de Vialidad (dependiente del MOP) por esos terrenos que “afectaron” el Proyecto Inmobiliario: Más de 500 millones de pesos.

Como que hay un pequeño tufillo a algo raro, ¿o no? Quizás estamos ante un fraude al Fisco, ¿o será mucho?

Cabe señalar que las cartas que enviamos al Ministro Carlos Cruz, con copia a varios (entre ellos al Subsecretario Latorre), como la Carta al Presidente Lagos, con copia a los medios de comunicación, todas decían de este tema, de nuestras aprehensiones.

Nadie hizo mayor esfuerzo por parar algunas de estas cosas medio turbias.

Sin embargo, extraño o no, varios de estos personajes que aparecen en esta historia están condenados por la Justicia. Obviamente que no por estas situaciones; pero por situaciones que –coincidencia o no- fueron puestas en conocimiento público, incluso –antes- en el Concejo Municipal de Pichilemu.

A propósito, cuando finalmente la Justicia condena al alcalde Jorge Vargas –por el delito de Cohecho, y también por presentar Testigos Falsos en el juicio anterior- viene el proceso de elegir a un nuevo alcalde de entre los concejales.

El acuerdo de la Concertación fue votar para alcalde, por el concejal Roberto Córdova Carreño. Así estaba previsto, hasta que llegó hasta Pichilemu el diputado Latorre, previo a la Sesión Extraordinaria del Concejo. El con su “muñeca” y característica humildad cambió las cosas e impuso a otro camarada demócrata cristiano. Ese nuevo alcalde demócrata cristiano no alcanzó a durar dos meses en el cargo, hasta que fue condenado por la Justicia; dejando nuevamente sin alcalde a Pichilemu y haciendo el hazme reír a nivel nacional con la seguidilla de escándalos en el tema municipal.

El actual alcalde Roberto Córdova (PS) que siendo socios en la Concertación, no contó en ese entonces con la “bendición” del diputado Latorre, le dijo en su cara, de frente, lo que pensaba de él en el momento en que se verificó la elección del alcalde democratacristiano que si contaba con su confianza.

Lo que le dijo el concejal Córdova en ese minuto lo conoció toda la comunidad pichilemina que estaba escuchando el noticiero de Radio “Entre Olas” FM, como de otras latitudes.

Si mal no recuerdo, es un término usado en la compaña contra la Violencia Intrafamiliar que está en plena ejecución. Varias figuras conocidas del ambiente artístico y farandulero la repiten en los spot por la TV, en tanto en varias piezas gráficas y formatos se ve en los espacios urbanos, como en el transporte público.

¿Será el diputado Latorre la persona con más mérito para sentarse frente a la Ministra Magdalena Matte e interpelarla?

Creemos que él, como otros ex funcionarios de gobierno, están (o estuvieron) para ser interpelados. Son tan ciegos que no les alcanza para darse cuenta que ya están “pelados”, desnudos …


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