FESTIVAL AÉREO PROGRAMADO PARA EL 14 DE ENERO PRÓXIMO “CAPOTӔ

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En el reacondicionado Aeródromo de Pichilemu

FESTIVAL AÉREO PROGRAMADO PARA EL 14 DE ENERO PRÓXIMO “CAPOTӔ

El festival aéreo anunciado para los días 14, 15 y 16 de Enero próximo, inclusive, no se realizará entre otras razones por las gestiones tipo “tortuga express” que estaban realizando la municipalidad pichilemina y otros servicios y que eran fundamentales para lograr su cristalización.

Así lo comunicó hoy lunes, el empresario y organizador del evento aeronáutico Daniel Cornejo, quien había sido contratado expresamente para ese efecto por el Club Aéreo de Pichilemu.

El empresario y director general de la empresa de eventos, señala en su comunicación –donde desiste de seguir adelante y por tanto canceló todos los compromisos- que pese a los compromisos prometidos por autoridades y funcionarios municipales, a fin de lograr llegar con respaldo oficial a empresas auspiciadoras no llegaron hasta ahora, pese a transcurrido varios días, cuando éste se reunió con ellos los días 2 y 3 de diciembre recién pasado.

Asimismo, el organizador –en su comunicación hecha llegar al Presidente del Club Aéreo, al gobernador de la provincia Cardenal Caro, al Dideco de Pichilemu y a la Intendencia Regional- manifiesta no es factible llevar adelante el evento aéreo “Alas para Pichilemu” estando a menos de un mes de la fecha de inicio.

No obstante a lo indicado, el empresario manifiesta que sigue en pié su compromiso adquirido en la inauguración de las obras en el Aeródromo Municipal, actividad que está en manos de la Intendencia Regional.

¿Qué se puede decir al respecto?

Sencillamente que en Pichilemu hay más imbéciles de los que uno, o cualquiera, en su primera impresión puede llegar a imaginar.

Imbéciles que no alcanzar a visualizar, a imaginarse, que el ritmo de trabajo en estos tiempos requiere eficiencia, capacidad de respuesta, y no ineficacia, inercia, atornillar al revés con oscuros e inconfesables intereses, pese a que de vez en cuando se manifieste que se está con el progreso, etcétera, etcétera.

La inversión que ha realizado el Fisco en la serie de obras de mejoramiento del Aeródromo Municipal de Pichilemu alcanza a más de US$600 mil (600 mil dólares), inversión que ya se la querrían otros aeródromos. Adelantos que no son para que los clubes aéreos del país o sus pilotos se den gustitos, sino para estar preparados en mejor forma ante eventuales ocurrencia de fenómenos de la naturaleza, como los vividos por gran parte de las regiones del país en febrero pasado.

Teniendo una pista habilitada en mejor forma, como lo está ahora el aeródromo pichilemino, se puede llegar y/o evacuar de manera rápida a personas, o dejar pertrechos de ayuda médica o humanitaria, no solo para Pichilemu en un primer momento, sino para otras localidades o comunas, por cuanto es un aeródromo estratégico en varios cientos de kilómetros por el borde costero.

El Festival Aéreo abortado, por cierto, no le quitará esas condiciones o características con las cuales está quedando el Aeródromo; pero estos “palitos u obstáculos” puestos a este evento aeronáutico no son los únicos que han sucedido en los últimos años.

A lo anterior se debe agregar el degradante trato al Club Aéreo de Pichilemu, CAP, de parte de las autoridades comunales –pese a las múltiples ocasiones en que el actual alcalde ha manifestado que el Comodato de Administración con el CAP lo firmará- donde se dilata este trámite administrativo y donde nunca antes se requirió de un profesional abogado para estipular los términos.

Fue, precisamente, el trabajo profesional el que llenó de cláusulas leoninas a un documento que por años fue redactado por personal administrativo municipal. Y donde nunca se generó una controversia entre el municipio y el Club Aéreo de Pichilemu, volviéndose a firmar tras la expiración de los períodos fijados.

¿Es que el municipio teme que el CAP pueda “vender” el aeródromo o llevárselo para la casa?

Acaso las actuales autoridades no recuerdan que esta hipotética idea ha sido craneada precisamente por ex autoridades comunales en complicidad con otros personajes que le han tenido hambre al aeródromo para cambiarle el destino y venderlo.

Por desgracia, las autoridades municipales actuales no solo han demostrado una actitud burocrática en este tema, sino en varios más, como es el caso de la creada Corporación Municipal de Cultura –un logro de años, de peleas en el Concejo Municipal- pero después de esta “creación” han sido incapaces de hacerla funcionar.

¿Acaso necesitan más expertos en cultura?

Ni siquiera han sido capaces de licitar la Cafetería del Centro Cultural Ross, la que se entregó -según el proyecto- con todo el equipamiento necesario para funcionar: artefactos (cocina, refrigerador, termo eléctrico para el agua caliente, mesones, y todo el mobiliario).

O quizás están esperando que esos artefactos y mobiliario empiece a caminar y a perderse, como ha ocurrido con computadores municipales, jamás encontrados.

¿Hay otros ejemplos?

Claro que hay muchos más, no solo de administraciones anteriores, sino que de la presente administración, solo que estamos recabando la información, para saber qué de cierto o mentira hay en torno al Plano Regulador, cuya publicación fue en el verano del año 2005 y que …….

CLUB AÉREO AL ALCALDE

Por su parte el presidente del Club Aéreo de Pichilemu, Renato Jaramillo, tras la nota enviada por el organizador del Festival Aéreo, comunicó oficialmente al alcalde Roberto Córdova que este evento no se podrá realizar por las razones ya expuestas y donde la firma del Comodato también influyó por cuanto la autorización de las autoridades pertinentes, como es la Dirección General de Aeronáutica Civil, D.G.A.C., no se la pueden entregar al CAP al no estar respaldados como la entidad administradora del aeródromo. Y que como tal debe hacerse responsable ante eventuales situaciones que se puedan suscitar en el desarrollo del evento aéreo.

Y que este organismo, la D.G.A.C., no otorga estas autorizaciones a instituciones que no sean los clubes aéreos, quienes por su esencia y objetivos son los encargados de llevar adelante estas actividades bajo su responsabilidad y medidas de seguridad, no obstante éste –el CAP- haya contratado los servicios de una empresa especializada en la organización de estos eventos.

¿Qué más agregar?

Que una vez más los “visionarios” de Pichilemu obstaculizan con su modorra e ineficacia un espectáculo que –según lo planificado- tenía contemplado hacerse permanente, generando un polo más de atracción turística, llevando público al balneario no solo en verano.

Y que, la inauguración de las obras que se inaugurarán próximamente se pierden una actividad complementaria que –sin duda- estaba a la altura de esa ocasión.

  

 

 

    

 

 

 


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