EMPRESARIOS LOCALES Y ARTESANOS DEL MOÑO CON AUTORIDADES MUNICIPALES

Por arriendo del Parque Ross para Feria Internacional

EMPRESARIOS LOCALES Y ARTESANOS DEL MOÑO CON AUTORIDADES MUNICIPALES

Una controversia y polémica de Padre y Señor mío provocó en la comunidad pichilemina la decisión –pese a promesas en contrario- que el alcalde Roberto Córdova decidiera dar nuevamente en arriendo parte del Parque “Agustín Ross”.

La hermosa y centenaria área verde creada por el propio impulsor del balneario, don Agustín Ross, declarada Monumento Nacional en Febrero de 1988, desde que el otrora alcalde Jorge Vargas lo arrendara –en su calidad de administrador de los bienes nacionales de uso público y municipal- provocó molestias en comerciantes y artesanos pichileminos.

Todos los argumentos dados en positivo para justificar el arriendo del área verde a un empresario brasileño quien monta una Feria de Artesanía Internacional y el pago del arriendo en beneficio municipal (¿?) no fue suficiente para las diversas ferias artesanales, especialmente para los locales.

Más aún cuando supuestamente los ingresos municipales no fueron los pactados (habría quedado debiendo) y se ha insistido en arrendar, ahora a través de una Licitación publicada en el sistema de compras por Internet, pero solo con escasos días de publicación. Bases gratuitas, con un mínimo difícil de enterar para empresarios locales y donde, se dice que, prácticamente las bases fueron hecho como “traje a la medida” para que se las adjudicara el empresario brasileño, quien finalmente fue quien se la adjudicó al ser el único oferente.

La licitación realizada el miércoles 12, tras conocerse la consumación de esta licitación que según personas ligadas al rubro artesanal, no se haría mientras fuera alcalde, según lo habría manifestado la propia autoridad comunal.

Ello provocó que, al menos en dos programas radiales de la radio “Entre Olas” FM, el conducido por la dupla de Hugo Toro y Miguel González y Mario Moraga Cáceres, respectivamente, se criticara abiertamente a la autoridad edilicia.

Cabe señalar que el alcalde, quien quiera que sea, tiene las atribuciones para arrendar los Bienes Nacionales de Uso Público o Bienes Municipales como se trata de esta área verde, monumento nacional y que, además, está inserta en la Zona Típica.

Fue quizás esta característica, de ser M. N. y ser parte de la Zona Típica, la que motivó al alcalde Córdova a respaldarse en la autorización del Consejo de Monumentos Nacionales.

Eso es lo que se supone, pues los avisos radiales que emitió el municipio para “promocionar” la Licitación del Parque Ross fue que “contaba con la autorización de ese fiero ente gubernamental en el cuidado de los monumentos nacionales”.

Si fue realmente efectiva esta autorización, ello estaría demostrando lo activo que son los funcionarios regionales y nacionales para “autorizar” estas acciones e intervenciones en este tipo de inmuebles.

Lo que contrasta –oh sorpresa- que el funcionario regional del Consejo de Monumentos Nacionales como el Secretario Ejecutivo del mismo organismo, pese a haber anunciado hace casi dos años atrás que “estaban reuniendo los antecedentes” para responder una carta que le enviáramos denunciando irregularidades en la Zona Típica en Pichilemu.

Estos señores son tan eficientes en el desempeño de sus cargos que el actual gobierno de Sebastián Piñera los mantuvo en sus cargos. Más tarde que temprano (en este caso) se dará (n) cuenta que quizás estos funcionarios tan eficientes son émulos de los soldados troyanos de esa historia conocida como “El caballo de Troya”.

DONACIÓN

Dos empresarios –un hombre y una mujer- a través de diversas formas se comunicaron con “pichilemunews” para conocer acerca de las Escrituras de Donación –de parte de la Sucesión Ross- mediantes las cuales el año 1935 se entregaron el Bosque, el Parque de Palmeras, las Escalinatas de acceso a la Playa y las Terrazas, a poder de la Municipalidad de Pichilemu.

Las escrituras no las teníamos a la mano, pero en cuanto a las preguntas y consultas, tuvimos que decir taxativamente que en ninguna parte aparece alguna cláusula que impida “arrendar”.

Solo se prohíbe construir edificaciones a excepción que sean “glorietas”, “tabladillos” (para Bandas de Músicos), kioscos e invernaderos. De hecho en sus más de cien años de existencia de esta área verde ha tenido de todas esas construcciones permitidas.

No obstante a estas informaciones, un par de personas –al menos- han dado a conocer que están estudiando acciones legales en contra del alcalde Córdova por tomar esta decisión de arrendar el Parque, no obstante la autoridad comunal haya informado a los medios que él está velando por los intereses municipales, ya que el municipio necesita recursos para enfrentar una serie de gastos que implica una temporada veraniega.

Aprovechando esa preocupación, sería bueno que la autoridad comunal informara si el cobro realizado al funcionamiento del Canopy (de menos de 400 mil pesos) se condice –de acuerdo a los m2 cuadrados de terreno que ocupa la infraestructura- con los m2 que se cobra por cada uno de los kioscos en la playa.

Tenemos entendido que un particular, en otro sector de Pichilemu cobra por similar PERMISO más de dos millones de pesos, para el funcionamiento de otro Canopy.

O que informe a la comunidad cuánto cobró o está cobrando el municipio por los Bienes Nacionales de Uso Público que ha entregado a un privado para que ese terreno –frente a su propiedad- lo use y lo usufructe.

Cabe señalar que estos “negocios” también han contado con la anuencia del Consejo de Monumentos Nacionales y que aún no contestan por qué la Zona Típica –antes del terremoto- fue vulnerada sin que estos funcionarios reaccionaran, y sin que se sepa –hasta ahora- cómo “arreglaron este pastelazo”.


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