LA NAVIDAD DE HOY Y LA DE ANTAÑO

LA NAVIDAD DE HOY Y LA DE ANTAÑO
13 Nov 2011

A poco más de 40 días, los aires navideños se manifiestan ya en los centros comerciales de la capital, mientras que los santiaguinos “vitrinean” buscando las novedades y ofertas que puedan –de alguna manera- dejar menos resentido los bolsillos ante la festividad que, lejos de ser exclusivamente para los niños, desde hace algún tiempo al presente se ha extendido para todas las edades.

Una visita de acompañamiento inesperado a un centro comercial, nos permitió ayer sábado, ver y comprobar cómo los supermercados, tiendas y establecimientos comerciales están con sus vitrinas ya decoradas con motivos navideños, al tiempo que cientos de artículos para adornar se ofrecen a los clientes, desde sofisticados arbolitos –con figuritas y luces incluidas- están “para instalar y enchufar” a la energía eléctrica, hasta costosas figuras de Papá Noel con trineo y ciervos.

Lamentablemente el espíritu navideño de antaño se ha ido terminando, primando lo material por sobre toda otra consideración y el origen de la celebración de la Navidad muy pocos lo recuerdan; donde –de hecho- es más fácil ver por estos días la tradicional imagen del “viejito pascuero” que el nacimiento del niño Jesús en un pesebre.

“pichilemunews” recuerda que en Pichilemu, la Navidad hasta fines de los años ’70, era ir a la Misa del Gallo a la Parroquia “Inmaculada Concepción”, y después de ello disfrutar de una cena de nochebuena junto a tíos y primos en nuestra casa; una de las ocasiones en que compartíamos.

Aunque era infaltable el arbolito –que muchas veces íbamos a cortar nosotros mismos- los regalos estaban supeditados a alguna prenda de ropa, más que a un juguete, incluido los hermanos menores (once, entre todos). Junto a los demás primos pasábamos de los veinte, más los adultos.

Pese a todas las limitaciones de una familia numerosa, esos lindos recuerdos son maravillosos.

Tras la década de los ’70, por razones de estudios –de los hijos de cada familia- estas cenas de nochebuena se fueron “achicando”, hasta circunscribirse a cada familia. Pero, al menos en la nuestra, siempre recordando a los demás y deseando lo mejor en todo orden de cosas: salud, trabajo y felicidad por nombrar algunos de los anhelos.

A estas alturas, los deseos van hacia los hermanos, sobrinos y, especialmente en nuestro caso, a los nietos, quienes acaparan mayormente nuestro cariño.

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