
«El problema más grande es que hay dos curvas, y los autos cuando bajan y vienen [no disminuyen velocidad], por poco no se chocan», lamenta Olmedo, agregando que han habido dos accidentes, que felizmente no han pasado a mayores, pero que podrían haberse evitado. Un automóvil «pasó de largo» en la Curva de los Pejerreyes hace un par de días, y el sábado pasado su nieto ítalo fue atropellado. «Fue gracia de Dios que el vehículo venía despacio y lo topó no más, lo botó», comentó la vecina.

«En la curva de los Pejerreyes, él [el alcalde] debería de poner un letrero, o Vialidad, a quien le corresponda, de decir que es zona de turismo y que andan niños aquí. Muchos han bajado a los niños de los autos y hemos tenido que pegar el grito nosotros adentro que tengan cuidado con los niños», explica.
Por lo anterior, Olmedo hace un llamado al alcalde Córdova o la Gobernación provincial, «que se ponga la mano en el corazón, y haga algo por los que vivimos acá, que somos bien pocos». «Si queremos aumentar la población, tienen que cuidarnos más», comentó entre risas.
Rosita Olmedo reside desde hace cuatro años en Barrancas. Es originaria del lugar pero vivió prácticamente toda su vida en La Granja (Santiago). «[Barrancas] es como un paraíso, pero es interrumpido por no tener señalización en verano», concluyó.