Cientos de personas se acercaron al Cementerio Parroquial de Pichilemu para visitar a sus seres queridos fallecidos, y de este modo, celebrar el tradicional Día de Todos los Santos.
Con flores en sus manos, una cuota de melancolía y pasos sigilosos, se dispusieron a orar y reflexionar frente a las sepulturas de sus cercanos, o visitar algunos de los mausoleos, como el de Bomberos.
El cura párroco de Pichilemu, Pablo Donoso y Donoso, realizó misas durante la mañana y la tarde, las que tuvieron gran convocatoria.
En uno de sus sermones, remarcó que «visitar a los seres queridos que ya no están entre nosotros es sano».
La fiesta de Todos los Santos, tradición católica, originalmente pretendía honrar a los santos de dicha religión. Con el tiempo, se definió que todas las personas estaban llamadas a ser santas y que santo era aquel que había llegado al cielo, sin que necesariamente se le canonizara.