
Córdova, en la misma línea de los comentarios que virtió en dias pasados a través de las redes sociales y radios, aseguró que es «un tema que sucede en cualquier balneario que recibe a tantos turistas», añadiendo además que «quienes llegan al baneario por lo general están acostumbrados a los atochamientos vehiculares», como en Rancagua.
«Es imposible hacerle una calle a la gente para solucionarle el problema durante la marcha. Es un tema de planificación y de largo plazo», sentenció el alcalde socialista, quien también comunicó que «se está trabajando» en alternativas viales: la unión entre la Avenida Cáhuil y Comercio; y otra en el acceso a la comuna, utilizando lo que era la antigua vía férrea. Esta última opción, permanentemente trancada por la Empresa de Ferrocarriles del Estado, ya que «en el futuro» podría volver el tren a Pichilemu.