Según publica El Mercurio, debido a las pocas acomodaciones navidaínas -diez campings, cinco hoteles y una hostal- hay un claro desarrollo del alojamiento informal.
Lo realmente destacable es que en Navidad prácticamente no existe la delincuencia, habiendo sólo hechos aislados y que en nada perturban la seguridad de turistas y vecinos del pueblo y alrededores.
“Aquí los problemas son los robos en lugar habitado y no habitado, que aumentan y afectan especialmente a las cabañas que quedan solas, dijo el Teniente Joaquín Muñoz al matutino santiaguino, quien resaltó que La Boca es la zona “de mayores dificultades policiales”.