Una notable concurrencia de personas tiene este fin de semana la ciudad de Pichilemu y sus localidades turísticas, como Punta de Lobos y Cáhuil.
Las calles, especialmente aquellas de la playa, se encontraban esta tarde atestadas de vehículos, al tiempo que muchos turistas acudían a las oscuras arenas para tomar el sol o bañarse ante el bravo oleaje local.
Desde marzo y hasta fines de septiembre, el traslado de personas entre regiones y comunas, especialmente hacia Pichilemu, estuvo muy restringido debido a la pandemia de COVID-19, siendo solo permitido el ingreso a los residentes o prestadores de servicios. Hay poco más de 80 contagiados confirmados (solo ocho considerados activos) y diez personas han fallecido en Pichilemu, lo que permite creer que la restricción del acceso a la ciudad permitió mantener a raya el avance de la temida enfermedad.
Sin embargo, a través de sucesivos actos, la autoridad sanitaria ha permitido no solo el movimiento de personas no residentes hacia la capital de Cardenal Caro (y otras que se encuentren entre las fases 3 y 5), sino que ha autorizado el funcionamiento de comercio no esencial y de locales de comida, como restoranes, los cuales también se hallaban muy concurridos en esta jornada de domingo, aunque solo pueden operar al 25% de su capacidad en espacios cerrados, y si lo hacen en espacios abiertos como terrazas, las mesas deben estar separadas por al menos dos metros.
El resultado de las medidas tomadas por el Ministerio de Salud, para bien o para mal, está por conocerse.
Pichilemu
Punta de Lobos
Cáhuil y Barrancas
Actualización 0:50 horas: Se aclara que el plan Paso a Paso permite el 25% de capacidad de restoranes solo en espacios cerrados; la atención en terrazas no tiene restricción, siempre que las mesas estén separadas por a lo menos dos metros.