Hoy, 27 de febrero de 2025, conmemoramos el 15° aniversario del devastador terremoto y tsunami que sacudieron nuestra querida ciudad de Pichilemu en 2010. A las 03:34 de la madrugada de aquel día, un sismo de magnitud 8,8, con epicentro frente a las costas de la Región del Biobío, remeció gran parte de Chile, dejando una huella imborrable en nuestra comunidad.
En Pichilemu, los efectos fueron particularmente devastadores. El terremoto y el posterior tsunami causaron daños significativos en infraestructuras como el Parque Agustín Ross y el Centro Cultural Agustín Ross, ambos reconocidos como Monumentos Nacionales. Además, las localidades de La Aguada y Cardonal de Panilonco sufrieron pérdidas materiales considerables, y muchas viviendas construidas con adobe no resistieron la fuerza del sismo. La comuna, así como gran parte del país, enfrentó cortes de energía prolongados y la interrupción de servicios básicos, lo que dificultó las labores de asistencia en los días posteriores.
En medio de la incertidumbre, la radio Entreolas 93.1 se convirtió en el principal canal de información para los habitantes de Pichilemu. Gracias a un grupo electrógeno, la emisora pudo reiniciar sus transmisiones minutos después del terremoto. La radio no solo informó sobre la situación local, sino que también retransmitió señales de televisión y permitió a la comunidad cargar sus celulares. Durante cinco días consecutivos, Entreolas se convirtió en el único medio activo en la zona, brindando apoyo a la población en los momentos más críticos.
En noviembre de 2010, el entonces alcalde de Pichilemu, Roberto Córdova Carreño, compartió su experiencia durante el terremoto y detalló los avances en la reconstrucción. En el momento del sismo, Córdova se encontraba en las Termas del Flaco, incomunicado y sin posibilidad de regresar inmediatamente a Pichilemu. Sobre la reconstrucción, el alcalde destacó que los avances en infraestructura pública fueron notables, con mejoras en calles, balaustradas y equipamiento urbano. Sin embargo, la reconstrucción de viviendas fue un proceso lento debido a la falta de un programa especial para emergencias. El municipio trabajó intensamente para postular proyectos a distintas entidades gubernamentales y asegurar recursos para la reconstrucción de la comuna.
El terremoto del 27/F dejó en evidencia la vulnerabilidad de Pichilemu ante desastres naturales, así como la necesidad de contar con planes de emergencia más efectivos. En estos 15 años, la ciudad ha avanzado en términos de infraestructura y prevención, pero aún existen desafíos en la gestión del riesgo de desastres y la protección del borde costero.
Hoy, al recordar aquel trágico día, también celebramos la resiliencia de nuestra comunidad. La solidaridad, el esfuerzo de los habitantes demostraron que, incluso en los momentos más difíciles, Pichilemu se levanta con fuerza y unidad.
